martes, 25 de agosto de 2015

Cantata Por La Paz Clandestina InSurGente Bolivariana Para No Demonizar… de FRANCISCO ALVERO CANTA

 

















Cantata Clandestina

In Sur

 gente Bolivariana
Para No Demonizar…


Los de moño azul y azufre
Ven todo un demonio...
Será por que se miran al espejo
Basta de demonizar, Para que?
Hacerse eco de quienes quieren
Que siga derramándose más sangre?
Combatirlo, es nuestra misión!

Necesitamos un fuerte y verdadero
Compromiso con la paz!
Tan sólo demonios son
 Los que se llenan la boca
Hablando de ella
 Y meten su cola
Para entorpecer y frenar el proceso
y su concreción final!

Quiere el imperio guerras fraticidas
 - por ejemplo entre Colombia y Venezuela-
para aumentar su dominio
 Y dejar países hermanos en ruinas

Dividirnos y alimentarse
De nuestros recursos
Naturales y humanos!
Su guerra preventiva
Quiere hacer escala en Latinoamérica
Con la violación y el bombardeo
De las fronteras del Ecuador

Sin justificación
En nombre del combate al “terrorismo” 
Y arrastrar al Ecuador 
A la regionalización del conflicto
Acaso ese destino buscamos?

Cortemos la línea de la desunión
 la que no desea alcanzar
 la paz ni la verdad!
Tan sólo unos demonios son…
Si quisieran alcanzarla!
No pondrían tantas excusas!

Acuerdo humanitario ya!
Solución definitiva al conflicto social y armado

Torturan millones de mentes
Con su guerra mediática global
Desde al cual acusan
De terroristas a los demás!
Y no reconocen su complicidad
Con el genocidio más encubierto de la humanidad

ACUERDO HUMANITARIO, YA!
Que ninguna voz sea callada
o renegada nunca más!
GUERRA… PARA QUE MAS?

TODOS SOMOS TERRORISTAS
 Mientras continúe el conflicto!
  Significa que no maduramos
 Ni damos espacio a la paz
Cuando realmente se la quiere
No se bombardea la esperanza!

Si la lagrima de una mujer
 una niña, o un hombre
Que lloran a sus hijos o hermanos no alcanzan
Ni la religión ni la razón
 ni la justicia ni la convivencia
ni el pueblo logran hacerla carne!

Está anestesiado!
Prima el odio y la lapida mas que la vida!
En toda  situación, lugar,
con pluralidad de creencias e ideologías


No queremos nunca más ver enfrentados
 Hermanos contra hermanos, a sangre y fuego!
Sea militar, paramilitar, guerrilla
Y desplazados campesinos
Es la vida!, de nuestros hijos y hermanos
No debemos avalar su asesinato, lento o rápido
Sino y entonces para que decir que se busca la paz?

Para que fingir que se tiene alma y corazón?
Si en lugar de ello, se tiene ansias 
Y sed de combate y de venganza

La ley del taleón nunca más! 
Tampoco poner la otra mejilla, 
dialogar con amor y verdad

En el siglo XXI
MILENIO DE PAZ, CULTURA Y EDUCACION
La dignidad humana
Es para toda la humanidad,
Sin excepción!

La salida  es política y humana
Sino no hay salida posible!
Solo agonía…Por eso les digo
No hay verdadero deseo de paz!

No importan argumentos
 Mucho menos argucias y falacias
Que se pudieran manejar
Para continuar la ofensiva militar

La vida vale más mucho más que todos ellos!
Salvar una sola vida humana del horror!
Cualquiera que sea!
La del adversario, al del amigo!
La nuestra misma!

No es casual lo que ocurre
UNA BOMBA DE HIROSHIMA ESTALLA
DESDE HACE MAS DE 60 AÑOS!
UNA FRANJA DE GAZA EN AMERICA LATINA
ES LO QUE QUIEREN CREAR

Amerita el diálogo por la paz
Para defender la paz de muchas maneras
No solo de las  bombas
También de las acusaciones
De medidas económico-políticas

ACATAN LA VOLUNTAD DE PAISES y PUEBLOS
no se puede escuchar voces en contra de la paz
Ni de gobiernos que impulsan la guerra
Como EE.UU. donde su guerra eterna
PROVIENE DE LA EPOCA COLONIAL
AQUELLO ES BARBARIE Y SE SUMA A MAS BARBARIE

Nunca LA POLITICA Y SUS INTERESES
Se deben basar en la muerte
Es lo que se exhibe
 Se cae de maduro
Si los pueblos avanzamos
A  paso firme y seguro
En el camino arduo
Pero digno de la paz
Ningún gigante entorpecerá
PODRA NUNCA IMPLANTAR
SU LEYQUE BUSCA DIVIDIR Y REINAR
Y asesinar la paz
Aunque se afirme lo contrario!
Disipemos las brumas
Que envuelven el conflicto
Basta de guerra económica!
Ideológica, inMoral!
Hipócrita búsqueda de paz!
Cómoda pasividad!
O incomodo cinismo Uribelicista!

Falta de compromiso y de organización
De los representantes del pueblo!
Y del pueblo por ser tan paciente y sumiso!
Y fundamentalmente,
falta de sinceridad y luz interior!
Exceso de autoridad!
Lo sabemos
 Abuso de poder!   
 Militarismo exacerbado!
Odio de clase engendrado!
 Mentira sistemática!
Desconocimiento histórico!

Los padecemos
Falacias por ley de la fuerza o de las leyes
Como decía el gaucho Martín Fierro
“La justicia es como la espada
no ofende a quien la maneja”
Basta de inútiles promesas
Veremos amanecer la paz
Cantaremos hasta hallarlo
 Ya no tardará en despuntar!

Aunque tengamos que pintar
la noche de la tragedia a besos!
VEREMOS AMANECER EL SOL
DE LA PAZ con justicia social
Tenemos que comprender y conocer
Lo que NO se dice
 Lo que NO se muestra…
Lo que NO se enseña
 lo que NO se admite
Lo NO que se cuenta
 Lo que dicen que NO existe
Lo que SI se impone
 lo que SI se niega
Lo que Se PROHIBE
 Lo que SE FALSEA,
Lo que Se ENVENENA
 Lo que SE PERSIGUE!
Lo que SE CORROMPE
  lo que se ASESINA!!!
ESO NO ES LA VIDA!!
Y QUEREMOS LA VIDA!!!
Por eso el ACUERDO HUMANITARIO! 

La verdad NO debe tener dueños
La vida es la vida, Y la muerte siempre es la muerte!
Bajo cualquier consigna! Bajo cualquier pretexto!
Bajo cualquier bandera! Bajo cualquier gobierno!
Bajo cualquier excusa, Bajo cualquier pretexto!
Disfrazada  de justa, De guerra preventiva
 Sigue siendo cobarde! Sigue siendo asesina!

Para terminar con ese flagelo
NO PODEMOS PRETENDER se siga matando!
MATARSE Y MATARSE ENTRE COLOMBIANOS

Mientras el imperio sigue y sigue presionando!
Enriqueciéndose con nuestra sangre!
 Pretender exterminar a millones 
De indígenas campesinos desplazados
Con balas y glifosato
Y a miles de combatientes  
de las guerrillas de F.A.R.C- EP 
 Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia Ejército popular

Y E.L.N Ejército de liberación Nacional
 y 32.000 paramilitares!
Es una locura militar
Ya tenemos 30.000 desaparecidos EN Colombia

Como en el golpe genocida
De 1976 en Argentina
Eso desea el gobierno y  por supuesto
el EJÉRCITO NORTEAMERICANO

A través de sus mercenarios
de su poderío y sus armas!
Eso no es de humanos civilizados!

ACUERDO HUMANITARIO! 
 BASTA DE GUERRA
Lo pide Y EXIGE el pueblo unido!
De Colombia y todo el mundo!

Menos Estados Unidos!
Y los URIBELICISTAS
Narco Paramilitares!
Que siguen alimentándola
esa locura tan grande
como la de IRAK Y VIETNAM!

Compañeros colombianos no crean
Que de esta manera se solucionará
El conflicto antiguo
doloroso como la sal!

TRAGAN ODIO Y escupimos SANGRE
Matar y proponer la muerte
Sin inmutarse
Hace sesenta años!


Si realmente estamos preocupados
 Por la proliferación de la guerra
NO DORMIRIAMOS UN DIA MÁS
PORQUE ESO SI SERIA TERRORISTA!


Que durmamos en paz
 si es que paz puede llamarse
Mientras cientos de hermanos
Siguen viviendo para la muerte
Matando para la vida
Militares Paramilitares
Parapolíticos e insurgentes

Muriendo de sangre y de pena
De injusticia y miseria
Que se pretende erigir en legalidad
Y financiar descaradamente


SIN SABER QUE AQUELLOS
QUE SE DICEN ANTITERRORISTAS ANTI-NARCOS
Son los que promueven ese negocio
macabro y siniestro a nivel mundial
No en vano el país del norte
desde las cúpulas hacia abajo
Esta manchado de verdadero narcoterrorismo!

De bombas y de guerra masiva
No “solucionaremos” problemas geopolíticos
Con ese método arcaico e inhumano
Que lo único que hace es
Prolongarlo hasta el infinito!

Como lo hace el ejército israelí o norteamericano!
Debemos sacarnos el veneno de encima!
Entendamos hermanos ya
que no es menor darnos cuenta

Que si demonizamos no encontramos salida!
Tenemos que diferenciar
Insurgentes de terrorismo trasnacional
No nos dejemos engañar, compañeros

Primeros fueron llamados bandidos
 luego subversivos
Hoy, narcoguerrilla terrorista


Qué triste y fácil es el pensamiento bipolar
Que oprime hacia el pensamiento único!
Que fácil es acusar sin saber
Que todos- sin excepción-
Por acción u omisión todos
Somos responsables del triunfo
O fracaso de la sociedad



La guerrilla no es  causa de violencia
Sino el efecto
 De un enorme drama político y humano
Urgente y necesario solucionar

Y allí hay que apuntar!
Sepamos, hermanos, donde y cómo actuar!
No nos dejemos manipular!
Quienes  la acusan de todo
 Sus manos se quieren lavar

Los pueblos, a lo largo de nuestra historia
Algunas veces, nos levantamos en armas
Cuando las salidas se achicaban
 Y el dolor, se agrandaba

Para alumbrar otro tiempo
Otra conciencia!
Un compromiso verdadero con la paz
 Es nuestra mejor arma!

Ahora, aquí y en todo lugar!
Abramos nuevos caminos de diálogo
Donde la paz, transite libre y dignamente
Donde ninguna violencia política ventajera
 Tenga lugar en nuestra tierra

Acuerdo humanitario ya!
Para los seres humanos que están
Secuestrados  y presos en la selva
Y para los que lo están
De las cárceles del sistema
Para el bien de nuestra sociedad
 Que así no podemos continuar!
Lo exige toda Colombia y el mundo entero

LA PAZ NO ES  SOLO AUSENCIA DE GUERRA...
LA PAZ ES MUCHO MAS!!!


Todos los poemas pertenecen a los AUDIO LIBRO de FRANCISCO ALVERO CANTA



























PARA QUE VENZA LA PAZ...



Colombia la proxima Libia?

Inglaterra prepara una segunda Libia en Colombia y región
...cambiar la percepción que la población tiene sobre el conflicto social y armado y sobre la violación de los derechos humanos por el Estado, para inducir un imaginario favorable a una intervención
INGLATERRA PREPARA UNA SEGUNDA LIBIA EN COLOMBIA
ANNCOL
La embajada  Inglesa en Bogotá empezó a regar sus devaluadas Libras Esterlinas entre empresas Encuestadoras quebradas por mentirosas, y “ONG desfinanciadas”;  con el oscuro propósito de cambiar la percepción que la población colombiana tiene sobre el conflicto social y armado y sobre la violación de los derechos humanos por el Estado, para inducir subliminalmente a través de Encuestas manipuladas, un imaginario favorable a una intervención Humanitaria como la que realiza en Libia con su socio imperialista francés. Ver “Encuesta nacional Percepciones de paz y derechos humanos” /www.elespectador.com/impreso/judicial/articulo-262954-percepciones-de-paz-y-derechos-humanos.
Según la encuesta acomodada, los Derechos Humanos ya no le corresponde salvaguardarlos a Un Estado Legítimo dentro de la Legalidad, como lo reconoce la legislación internacional, sino a la guerrilla alzada en armas contra un Estado ilegítimo y de legalidad genocida e Impunidad, que impera en Colombia. Los campesinos colombianos que desde hace 60 años han sufrido bombardeos y planes militares para exterminarlos con el pretexto de que son comunistas, como el plan Laso, plan Colombia, Plan Malpatriota  ect , y que han tenido que resistir y defenderse con las armas en la mano durante 60 años, ahora  de victimas han pasado a ser los principales victimarios y   además, confundiendo adrede el Derecho Internacional Humanitario (DIH )   que rige los conflictos internos con los Derechos Humanos (DDHH),   han pasado a ser responsables de estos: Los Derechos Humanos en manos de los ilegales, porque de lo que se trata es de promover una intervención Imperialista de depredación como la  de Libia, con el pretexto de restablecer los Derechos Humanos violados, según la nueva teoría del “Imperialismo Humanitario”.
Asimismo, el conflicto armado es muy difícil de solucionar: No   porque el “impune”   ejercito colombiano de asesinos positivos, viola niñas, motosieristas, y generales Mafiosos, corruptos y chanchulleros como los de las cárceles en bases militares resort, quienes se a lo largo de la historia se han embolsillado “Impunemente”   el 6% del Producto Interno Bruto de Colombia para administrar la guerra, ya que no han podido derrotar a la guerrilla incluso usando todos los medios que les dan los gringos, porque según Riverita el sodomita, hay muchas minas sembradas y mucho franco-Tirador de la guerrilla que les impiden el avance. ¿Acaso no es esa la confrontación que hay que parar?
Los Ingleses, con sus ONG  a la caza de libras esterlinas y sus encuestadores   quebrados del Centro liberal de Consultoría; mejor debieran decir que la percepción del pueblo colombiano sobre el conflicto ha empezado a cambiar   irreversiblemente hacia la Paz: Ya la sociedad colombiana no se divide en Buenos y Malos, sino que lo Malo es la Impunidad y lo Bueno es la Justicia.
Ese es el gran cambio del imaginario popular que debieran anunciar para que no se vayan a equivocar a la hora de iniciar una intervención Imperialista como les está pasando en Libia.





RELACIÓN ENTRE LA EDUCACIÓN Y EL CONFLICTO SOCIAL Y ARMADO EN COLOMBIA

Relación entre la Educación y el Conflicto Social y Armado en Colombia

Para entender la relación entre la educación y el conflicto armado colombiano es necesario comprender el origen histórico de este último, es decir, las causas que lo han motivado y mantenido, ya que éste fenómeno surge como consecuencia de una realidad concreta que lo determina y explica, así como explica las relaciones con los demás conflictos presentes en nuestra sociedad.

El conflicto armado colombiano surge como consecuencia de la violencia política como forma de ejercer el poder por parte de los sectores dominantes para mantener el control sobre la población, el territorio y sus riquezas; por la desigualdad económica causada por la insaciable voracidad de la oligarquía, que la hace incapaz de adelantar reformas que permitan la mejora de las condiciones de vida de la población trabajadora; y por la exclusión social generada por un Estado incapaz de satisfacer las necesidades básicas de la población; todo esto, en el marco de un proyecto de país con un régimen político oligárquico y un modelo económico dependiente, ligado a los intereses de las grades potencias imperialistas como EEUU y la Unión Europea.

Este proyecto de país agenciado por la oligarquía violenta y criminal colombiana, ha necesitado un tipo específico de educación, que le garantice el entrenamiento práctico de la fuerza de trabajo para poner a funcionar la maquinaria productiva del país por ellos apropiada, pero que no implique mayores niveles de formación que pongan en riesgo su posición dominante. En esa vía, la educación y el sistema educativo en Colombia se han diseñado para mantener y reproducir las condiciones que han generado el conflicto social y armado, al menos en estos sentidos:

1. Escases de cobertura: la falta de cupos provocada por la escasa inversión del Estado en educación, especialmente en la educación superior donde su presupuesto vienen siendo superado por el presupuesto para la guerra desde la era Uribe, condena a un 70% de la juventud  en todo el país a quedarse con una formación básica en el mejor de los casos, constituyendo esto un elemento de exclusión del mercado laboral y de imposibilidad para el desarrollo pleno de las aptitudes del ser humano.

2. Deserción escolar: según el mismo gobierno, “de 100 estudiantes matriculados en grado 0, 48% concluye la educación media, 12%  ingresa a la educación superior pero solo el 4% culmina”[1]. Las razones que explican este fenómeno están relacionadas principalmente con factores económicos y sociales, que empuja a los jóvenes fuera de la escuela.

3. instituciones educativas estratificadas: el sistema educativo colombiano está diseñado para ofrecer servicios educativos de buena, regular o mala calidad, de acuerdo a la capacidad de pago de los clientes. Esta estratificación implica que, en la competencia por un cupo a la universidad pública tengan muchas más ventajas los jóvenes de sectores medio-alto y alto, condenando a los jóvenes de los sectores populares a ser mano de obra barata y no calificada.

4. dispositivos de exclusión (exámenes de estado): en la misma vía del punto anterior, los exámenes de Estado más que indicadores de evaluación del proceso educativo para aplicar correctivos y mejorar el sistema educativo, son dispositivos de exclusión utilizados por las instituciones educativas-empresa para sacar a los jóvenes que no cumplen con los puntajes que garanticen los recursos que ofrece el Estado por la supuesta calidad, y usados por el mismo Estado para poner a competir a las instituciones educativos por los escasos recursos que destina para educación, en el caso de la básica primaria y secundaria; y en el caso de la educación superior, para imposibilitar el acceso a la educación pública de los jóvenes de sectores populares.

5. cobro de matriculas y demás gastos educativos: para un país con la mitad de la población en situación de pobreza, la ambigüedad en la legislación acerca de la gratuidad de la educación básica y la corrupción generada por la municipalización de la educación básica, conduce al pago de matriculas en situaciones en las que el Estado es el pleno responsable de garantizar la educación, por lo cual miles de familias se abstienen de presentar a sus hijos a la escuela; además, la compra de uniformes y útiles escolares, el pago del transporte y la alimentación, implican gastos no sufragables por las familias empobrecidas, que prefieren poner a los hijos a trabajar en cualquier cosa para aportar en la economía familiar.

6. educación alienante para los sectores populares: la educación impartida para los sectores populares, además de hacerse en condiciones totalmente adversas por la falta de recursos, está orientada al disciplinamiento social para que los jóvenes estudiantes, conflictivos y violentos como resultado de vivir en situaciones sociales conflictivas y violentas, no luchen por mejorar sus condiciones de vida, para que no busquen su emancipación, para que sepan obedecer; ocultando las causas históricas estructurales de su condición social y de este modo impidiendo que sean sujetos protagónicos en la superación de sus problemas.

6. educación elitizante para sectores medios y altos: por otra parte, a los sectores medio alto y alto se los educa para ser los opresores del futuro, para que miren con desprecio al trabajador, para que se sientan superiores frente a los empobrecidos; igualmente, a través del ocultamiento de la realidad histórica, no se les enseña cuales son los motivos por los cuales existen poseedores y desposeídos, sino que se les muestra a los desposeídos como seres incompetentes e inferiores.

7. Investigación para beneficio del sector privado: en el caso de la educación superior, la docencia, la investigación y la extensión, se ponen al servicio de los intereses del capital privado, quienes por supuesto no están interesados en generar transformaciones estructurales en la sociedad de modo que los desposeídos puedan mejorar sus condiciones de vida, sino mantener estas condiciones para garantizar el aumento constante de sus ganancias. Descargar


Contra la Reforma Antidemocrática y Neoliberal de la ley 30 de 1992
¡Solución Política al conflicto social y armado!
¡Viva el Paro Nacional Universitario!



En los 37 aniversario de la fundación de las FARC-EP.



En una de sus últimas apariciones en televisión, un periodista le pregunta al veterano combatiente sobre la humanización de la guerra. La respuesta fue una síntesis filosófica que refleja la visión del guerrero circunstancial: “¿Dígame usted, qué guerra es humana?, la guerra no hay que humanizarla, hay que acabarla.”
MANUEL MARULANDA

La muerte natural de Manuel Marulanda

Por César Jérez
Agencia Prensa Rural
Se murió de viejo, tal vez en el momento menos oportuno para las FARC, cuando la guerrilla encaja una cadena de duros golpes y la noticia de su muerte le baja decibeles al escándalo del poder mafioso en Colombia.
Dicen que Marulanda nunca conoció el mar, no le alcanzó el tiempo. El albur de la guerra y la añorada por sus enemigos muerte violenta del guerrillero, lo llevaron en la dirección geográfica contraria, a la altura del páramo, a los ríos gruesos y a la espesura de la selva.
Cuentan que cuando Marulanda se ´enguerrilleró´ con los liberales junto a catorce de sus primos no sabía leer ni escribir. No había escuelas ni maestros. Como no las hay todavía por el mudo rural en el que transcurre la guerrilla. Se puede leer en alguna de las pocas entrevistas que concedió que su sueño infantil era ser un campesino como lo fueron en su familia.

Inseparables hasta la muerte; Manuel Marulanda y Jacobo Arenas, fundadores
de la guerrilla más antigua de América Latina. El campamento de Casa Verde
 fue bombardeado por el presidente César Gaviria el 9 de diciembre de 1989,
el mismo día cuando el pueblo colombiano fue a las urnas para decidir sobre
una nueva constituyente. Así se mostró la "voluntad de paz" de la oligarquia
colombiana. Pero la guerrilla no fue derrotada, como prometían los generales
sino fue reforzado bajo el mando de Manuel y Jacobo.

LA HISTORIA DE UN PAÍS con una enorme capacidad para recrear la muerte y la violencia promovida por el mal gobierno convirtieron a Pedro Antonio Marín en Manuel Marulanda, transformaron a un campesino en un guerrero trashumante, a un liberal en comunista y a una persona sin educación formal en un dirigente político capaz de fundar una guerrilla, además, en un geógrafo de a pie, que sin embargo no conoció físicamente el Caribe o el Pacífico.
La historia reciente de Colombia ha sido la historia de su vida. Los que lo odiaron dedicaron toda su existencia a rumiar su anhelada muerte mientras se morían ellos mismos en la espera; los que lo aman se han dedicado a narrar su vida impenetrable para la muerte, sus proezas de combatiente, su sueño de una nueva Colombia, hasta convertirlo en un mito legendario. Bandido para unos. La revolucionaria esperanza para otros.

Guerrilleras del cordón de seguridad de
Marulanda en Casa Vede 1988
 MIENTRAS SE MORÍA de muerte natural el ruido de la guerra atronaba la montaña. 526 granadasde mortero y 114 bombardeos aéreos eran lanzados sobre su presunto paradero, según el comandante de las fuerzas militares. Nunca le pegaron un tiro.
Se murió de viejo, tal vez en el momento menos oportuno para las FARC, cuando la guerrilla encaja una cadena de duros golpes y la noticia de su muerte le baja decibeles al escándalo del poder mafioso en Colombia. Ahora buscan su cadáver por entre la selva para verificarle las heridas mortales y tratar de ganar algo más en esta guerra.

PERO COMO ESCRIBIÓ Arturo Alape, tal vez la persona de afuera de las FARC que más conoció a Marulanda, refiriéndose a los códigos que enmarcaron la persecución contra el alzado en armas: "La muerte natural del perseguido sería un duro golpe en el corazón del perseguidor, al tocar las sensibles fibras de su odio acumulado, y dejar sin argumentos su razón de ser, porque se le ha escapado la víctima como se escapa el polvo entre las manos…Ese ciclo fatal de perseguidor - perseguido…, tiene en el rostro de la muerte natural, su más terrible enemigo…El signo de la persecución de la muerte en la vida del otro, ha sido herida, cicatriz, tatuaje sobre la geografía y el cuerpo de la reciente historia de Colombia. ¿Cuándo terminará este ciclo? La respuesta está en la sangré que fluye en la vida del hombre."

Casa Verde marzo 1988.

En una de sus últimas apariciones en televisión, un periodista le pregunta al veterano combatiente sobre la humanización de la guerra. La respuesta fue una síntesis filosófica que refleja la visión del guerrero circunstancial: “¿Dígame usted, qué guerra es humana?, la guerra no hay que humanizarla, hay que acabarla.”
*  *  * 
SALVADOR TIO, (puertorriqueño) uno de los pocos integrantes de esta lista cuyos textos leemos de cabo a rabo, escribió un texto con el habitual aplomo y serenidad que lo caracteriza ...y entonces nos vemos obligados a decirle que con su permiso lo “nacionalizamos” para el Pasquin.
Muchas gracias
Diasporeños:
“La decisión de tomar las armas no dependió de Manuel Marulanda. Fue la inevitable consecuencia de la política del genocidio y la masacre que se apoderó de los campos y las ciudades de Colombia. Esto a su vez fue el resultado de la prepotencia, la arrogancia y la voluntad de imponer un régimen de subordinación y servidumbre sobre la inmensa mayoría de los campesinos y trabajadores de Colombia y sus vecinos. La oligarquía colombiana y su disposición al servilismo con el Capital Norteamericano y su profundo desprecio por su pueblo fueron responsables de la guerra que aún persiste.
Las FARC sí deben deponer sus armas. Esto, sin embargo deberá ocurrir cuando ya no exista la complicidad traidora entre el imperio y sus súbditos. Nada ha ocurrido que indique que esta conjura apátrida haya amainado. Por lo tanto seguirá la guerra hasta que el pueblo colombiano logre acabar con el poder que usurpa sus derechos y destierre de una vez por todas de Colombia el virus que destruye el sistema inmunológico que nos protege del colonialismo y el dominio.
Si los Estados Unidos persisten en las políticas de dominio hoy denominadas neoliberales y sigan usando la guerra contra las drogas y el terrorismo para subyugar. Habrá guerra. La Pazrequiere que sean los Estados Unidos desistan de su vano empeño por realizar el control de Nuestra América. Gracias al valor del pueblo colombiano y su enorme capacidad de resistencia los gendarmes del mundo tendrán que adoptar políticas que antepongan el valor de lo humano al de la acumulación de capital que solo puede darse negando esa humanidad.
Ellos tendrán el ejército más poderoso del mundo pero ya VietNam, Iraq y Colombia han demostrado que son conjuntamente el pantano en que enfrentarán la verdad de su impotencia para continuar imponiéndo su voluntad. Los que insisten en defender las prerrogativas hegemónicas del imperio son los verdaderos guerreristas y, a la no tan larga, los que más contribuirán a destruir lo que dicen querer preservar. Se olvidan de la lapidaria sentencia de Benito Juárez que sigue vigente: El respeto por el derecho ajeno es la paz. Mientras no haya respeto por el derecho de Nuestra América a vivir como su voluntad se lo permita la toalla de Manuel marulanda seguirá ondeando como una bandera de liberación.
Salvador
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El pueblo colombiano ha echado a andar...
LA MARCHA DE LA GENTE DEL COMÚN
Es fácil para los analistas militares, o quienes solo ven el asunto militar del llamado conflicto colombiano, hacer análisis simplistas del “toma y daca”, y a partir de un recuento ominoso de las bajas de uno y otro lado, sacar proporciones matemáticas y sobre esa base (insuficiente porque soslaya su esencial aspecto político) sacar conclusiones también exiguas, como la socorrida teoría del binomio militarista Uribe-Padilla, del “fin del fin de las FARC” y de la Insurgencia.
Pero el movimiento de lo real ha ido mostrando otros aspectos del desenvolvimiento de la larga crisis colombiana, matriz generadora de la confrontación actual en Colombia. Uno de los primeros y principales aspectos que puso en evidencia irrefutable la implementación del Plan Colombia-continuado, fue su implicación GEOESTRATÉGICA para las subregiones Andina y Amazónica. Punto de partida para cualquier análisis serio sobre la crisis colombiana.
Un segundo elemento que ha ido quedando cierto, ha sido la sorprendente consistencia y dureza de la resistencia de las organizaciones guerrilleras al extraordinario esfuerzo militar colombo-estadounidense para llevarlas al fin, o desarmarlas, o exterminarlas. No hay precedentes de esa magnitud en Nuestra América; ni en los recursos económicos- humanos (600 mil soldados y 6% del PIB), recursos financieros, tecnológicos, mediáticos, políticos y hasta religiosos, empleados por Colombia y EEUU para tal fin.
La guerrilla ha demostrado que su “despliegue estratégico por todo el país”, ahora llamado por los analistas “federalización”, es un hecho real y contundente que pudo neutralizar los efectos del plan militarista de los Blancos de Alto Valor Estratégico (BAVE) para descabezar su organización guerrillera asesinando 4 miembros de su Secretariado, que no pasó de ser un simple incidente militar más de la confrontación general, sin implicaciones sustanciales en su orden estratégico, o estructural.
Un tercer aspecto desprendible de ese “despliegue territorial”, ha sido la ubicación estratégica periférica donde se encuentran los recursos naturales más codiciados por el capital Trasnacional, principalmente mineros, energéticos, agro-combustibles, cultivos de coca y megaproyectos en general, lo que según Luis Fernando Medina, especialista español en economía y teoría de los Juegos, ha permitido a la FARC “… poner en juego no solo a esta o aquella acción del ejército, a esta o aquella ley agraria, sino a toda la constelación de poderes fácticos del país e incluso sus alianzas geopolíticas con Estados Unidos. Leído en Bogotá, esto puede parecer desmesurado. Pero no lo es si atendemos al contexto donde operan las FARC” ( http://razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/2861-ique-falta-para-propiciar-la-paz.html ).
Por último, el bloque de esos “poderes fácticos” que gobierna actualmente Colombia, no contaba con la astucia del topo dela Historia, que descabezado en la marcha comunera de 1781 vuelve a aparecer, llevando al pueblo trabajador Colombiano, o como ellos mismos se denominan LA MARCHA DE LA GENTE DEL COMÚN, hacia una concientización y una promisoria movilización masiva en defensa de sus intereses soberanos, colocando el tema de la Paz con justicia social y la solución política al histórico conflicto colombiano en el centro de su movilización social, incluso desafiando la estigmatización mortal que le ha hecho el Militarismo colombiano (como núcleo de esos poderes fácticos) ahora convertido en el árbitro político máximo o instancia superior del Estado, que determina quién es político y quién no lo es, y dejando el reconocimiento hecho por el presidente Santos de que sí hay un conflicto interno en Colombia (lo que implica necesariamente reconocer partes enfrentadas y una intención política) convertido en el saludo “Ublime” del himno nacional.
También, hay que reconocerlo, porque el pueblo colombiano ha dicho Basta y ha echado a andar y su marcha ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia… ¿Recuerdan la Asamblea de la ONU el 11 de diciembre de 1964?
Alberto Pinzón Sánchez
(*) Alberto Pinzón Sánchez es médico y antropólogo colombiano.


Momentos estelares de la fundación de la Marcha Patriótica ... buen viento y buena mar




Abril 25 de 2012 
Por Nelson Lombana Silva .- PaCoCol                       
(Ibagué, abril 24 de 2012) La expectativa era grande. El gobierno hacia ingentes esfuerzos por minimizar el acontecimiento afirmando lo que siempre ha afirmado, que la movilización estaba infiltrada por la insurgencia de las FARC – EP, mientras los Medios Masivos de Incomunicación en su vergonzoso papel de ignorar, tergiversar y pasar información recortada, a medias se mostraba más a la caza de cualquier desliz que de informar coherentemente. Gustó la respuesta de Piedad Córdoba, sobre el particular, cuando dijo que la Marcha estaba infiltrada por los agentes represivos del Estado de todos los pelambres.
La lluvia glaciar cayó sin piedad. Bogotá, no deja de ser una ciudad lúgubre, triste, donde la gente se desplaza envueltos en sus oscuras gabardinas ensimismados en sí mismos, sin tener conciencia de lo que pasa a su lado. Sonámbulos cada uno viviendo y masticando su propio drama. Parece una ciudad muda. Hermética e impersonal.

Ese mundo lo rompe por sortilegio el rumor de la Marcha Patriótica, sobre todo cuando comienzan a llegar los delegados y las delegadas de las diferentes regiones del país. El colorido irrumpe. La alegría. El abrazo fraterno. La esperanza. El bullicio del costeño, la palabra fácil del antioqueño, la firmeza del santandereano, la timidez del nariñense, la sonrisa franca del tolimense, la alegría del caqueteño, del llanero. Era la patria simplificada y articulada en el centro de convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada. De igual manera, cien delegados y delegadas internacionales de las partes más lejanas del planeta. De Australia, Europa, Estados Unidos y América Latina. Todos concurrían al parto de la Marcha Patriótica. Las culturas se dieron cita con amplitud, solidaridad y mutua admiración. ¡Qué espectáculo más hermoso!

La presencia activa y decidida de la juventud. Una juventud politizada, culturizada y consecuente con el momento histórico. La palabra “Compañero y Compañera”, se mantuvo hasta en los más duros debates. ¡Qué ramillete de mujeres y hombres jóvenes que contribuyeron al nacimiento de la Marcha Patriótica, el grito vibrante por la segunda y definitiva independencia! “Aquí está la garantía de que este hermoso proceso trascenderá en el tiempo y en el espacio”, le dije al camarada Edgar Sánchez Cortés.

Nada estaba improvisado. Todo estaba calculado, medido milimétricamente. A pesar de eso demoró la inauguración y el comienzo de las actividades de las comisiones, pero son cosas menores insignificantes para la magnitud del evento, sobre todo el contenido.

La cultura y los rasgos artísticos se tomaron el magno evento social y político de cabo a rabo. Los tambores retumbaron sin parar, la música protesta llenó el escenario que resultó insuficiente para albergar a tanta gente esperanzada, teniendo que habilitar un segundo salón con pantalla gigante y éste también se llenó hasta las banderas, como se suele decir en el léxico taurino. Todo bajo la pertinaz y desafiante lluvia.

La seguridad. Qué orden. Nadie bajó la guardia. Nadie se opuso a ser requisado o requisada. Eso se llama conciencia de clase, madurez política y decisión de contribuir al mejor desarrollo del magno certamen. Qué trabajo desarrollaron los compañeros y compañeras de logística. Vaya la más sincera felicitación. Cada quien cumpliendo con su trabajo dentro de un ambiente de seriedad y de camaradería. Las filas para recibir los alimentos eran ágiles, puntuales y amenas.

Los debates inmensos. Los aportes extraordinarios. Escuchar hablar al delegado de El Salvador, causa ciertamente un impacto emocionante por la profundidad y la fuerza de la verdad y la argumentación. Oír al camarada Carlos A. Lozano Guillén hablando del tema de la paz y la solución política con qué autoridad y con qué sinceridad late en el corazón la esperanza de una segunda oportunidad ahora con el lanzamiento del grito por la segunda y definitiva independencia. Sergio de Zubiría Samper, Jaime Caycedo Turriago, Gloria Inés Ramírez, Piedad Córdoba, los aportes de las regiones más distantes. Qué cátedra universitaria tan profunda, hemos desarrollado en esta oportunidad, durante los días 21, 22 y 23 de abril.

La organización de la Marcha Patriótica. Perfecta. Combativa. Alegre. Esperanzadora. Unida. Inmensa. Más de cien mil colombianos y colombianas de todas las regiones del país gritando, bailando, lanzando consignas antiimperialistas, anticapitalista, antilatifundistas y antimonopolistas. Consignas dedicadas a la vida, a la unidad, a la acción y a la resistencia de masas. Consignas por un gran frente amplio y democrático para la toma no solo del gobierno sino del poder político.

Se recordó la gesta de Bolívar. Se dijo insistentemente que la espada de Bolívar camina por América Latina. Se habló de su espíritu antiimperialista. Un anciano llevaba en su modesta cicla una frase del Libertador y de Martí. Esa que dice más o menos: “Estados Unidos parece predestinado por la divina providencia a plagar los pueblos de miseria en nombre de la libertad”. Un marchante se acercó y nos dijo: Hay que recordar esta otra frase que es de Bolívar: “Maldito el soldado que dispare contra su pueblo”. La compañera de tez morena gritaba: “No queremos seguir pariendo hijos para la guerra, es decir, para la muerte. Queremos parir hijos para la paz, es decir, para la vida”. Una bandera de casi doscientos metros de la Unión Patriótica caminó del parque nacional a la plaza de Bolívar y quienes la portábamos gritábamos: “No queremos venganza, queremos justicia, verdad y reparación”. “Uno, dos y tres, la UP otra vez”.

Bajo el torrencial aguacero estando ya la plaza atiborrada de pueblo, ésta no se dispersó. Los jóvenes bailaban bajo la lluvia por momentos huracanada, otros trepaban para dejar en brazos de Bolívar la bandera de la Juventud Comunista y del M – 19, otros gritaban, mientras en la tribuna principal los Hermanos Escamilla rasgaban la guitarra y sus voces emocionadas con sus mejores páginas musicales.

Fueron momentos estelares que quedarán grabados eternamente en la retina y en la conciencia de los que fuimos partícipes de excepción del nacimiento de la Marcha Patriótica. Esta es una propuesta que huele a campesino, a indígena, a obrero, a ama de casa, a afrodescendientes, a mestizo, mulato, zambo, etc. Huele, en síntesis, a pueblo. Una propuesta de la base para llegar a las alturas, no individualmente sino colectivamente…

De periodistas a jueces y sicarios mediáticos

100 000 colombianos se manifestaron en Bogota en contra la política de guerra del estado
colombiano y el modelo de hambre neoliberal. La formación de este nuevo partido de
izquierda que aglutina 1700 organizaciones sociales del país, es como un heredor de la
Unión Patriótica que el Terrorismo de Estado convirtió a un esqueleto con más de 5.000
militantes asesinados. Y como ayer, La Marcha Patriótica es acusada por los servidores
de la oligarquía colombiano de ser un brazo político de las FARC-EP.
¿Se repite la historia de la UP?




Colombia: Ecos de la Marcha Patriótica

De periodistas a jueces y sicarios mediáticos

Creando matriz de opinión, ayudando al gobierno a estigmatizar pueden ser cómplices de asesinatos!!


POR: ELIÉCER JIMÉNEZ JULIO*


El más claro y reciente ejemplo de lo que ocurre a diario con los grandes medios de comunicación de Colombia y con periodistas "al servicio" del gobierno, ayudando a desarrollar una matriz de opinión manipulada, donde se estigmatiza, se señala, se acusa, y se le pone una lapida en el cuello a los dirigentes de izquierda para que sean asesinados por el narcoparamilitarismo protegido por el estado colombiano, se presentó  muy abiertamente con el lanzamiento del nuevo movimiento social y político de izquierda La Marcha Patriótica ocurrido en Bogotá del 21 al 23 de abril. Movimiento que quieren “ligar” directamente con la insurgencia de las FARC.

Esto obedece a un plan Pro-guerra y Anti-paz, preconcebido meses antes del lanzamiento de este movimiento de izquierda muy legal por demás, nacido de las entrañas del campesinado, los obreros, los estudiantes, los indígenas, los afrodescendientes etc.

Plan de desprestigio orquestado y preparado por el mismo gobierno de derecha colombiano, desde el Ministerio de Defensa y apoyado en los servicios de inteligencia militar y de policía hacedores de opinión y desarrollados en los grandes medios de comunicación y  por ideólogos de la derecha fascista como José Obdulio Gaviria que buscan "vender mediaticamente" un mar de mentiras como si fuera  una  verdad, de que la Marcha Patriótica es de las FARC.

José Obdulio Gaviria, asesor político de Uribe y columnista en El Tiempo
que utiliza como trampolin en sus campañas de criminalizar a toda oposición
política y popular. En sus columnas pone la lápida a muchos colombianos.
En la foto arriba a Madrid el 16 de febrero 2012 para coordinar el trabajo de
la extrema derecha latinoamericana con los representantes del Partido
Neofranquista Popular, ahora 
 partido de gobierno de España.


Y para ello muchos medios de comunicación y periodistas reconocidos defensores de oficio unos, pagados los otros, no escatimaron esfuerzos, manipulando información, ni tuvieron pudor para de frente repetir como loros amaestrados una y otra vez, lo que la inteligencia militar se inventa en los batallones con el  fin malévolo de montar un show mediático, estilo circo romano de miedo y terror  “mostrando” que todo lo que sea de izquierda, que reclame sus derechos o exija o trabaje por una salida dialogada al conflicto político, social y armado y por una paz con justicia social en Colombia, es guerrillero y terrorista.

Esta vez no hubo falsos positivos con pobres campesinos asesinados disfrazados de insurgentes caídos en combate, no, esta vez utilizaron otro tipo de falsos positivos como el sicariato mediático, con matrices fabricadas para los grandes medios alienantes de comunicación, radio, prensa, televisión e Internet, en una guerra sucia llena de estigmatizaciones y señalamientos contra el nuevo movimiento de izquierda.

No es un echo aislado, esto obedece a planes que se desarrollan estratégicamente en el espacio y en el tiempo, en Norteamerica y en nuestro país.

En Colombia  ha imperado siempre la teoría de la seguridad del estado, donde desde los batallones y los comandos de policía y armada, se les convence y lava el cerebro a los militares, policías, marinos, los servicios secretos y los que trabajan en las seguridades privadas, que todo el que piense diferente al sistema, al gobierno, al estado colombiano, que sea de izquierda, comunista o incluso demócrata, es un peligro y es su enemigo y como tal hay que denunciarlo, perseguirlo, aniquilarlo y exterminarlo como sea;  ya que podría ser un potencial terrorista. Y esto siempre a sido llevado a una matriz comunicacional desde donde los grandes medios de comunicación colombianos apoyados por el imperio norteamericano ha logrado convencer a muchos, que se tragan el cuento que esto es verdad.

Con base en esa teoría macartista comenzó la contracampaña contra La Marcha Patriótica.

Puerto Matilde, un oasis en Magdalena Medio pero objeto por bombardeos y guerra
por parte del estado colombiano que no permite a los campesinos organizarse.


Primero fue, en la Aldea Comunitaria de Puerto Matilde, Municipio de Yondó, Antioquia, el 27 de marzo, cuando el Ejército con personal encapuchado a bordo, destruyó publicidad de la Marcha Patriótica, aludiendo que eso era de las Farc.

El 12 de Abril en el Municipio de Sucre, Cauca, al iniciar la etapa de difusión de la Marcha Patriótica (elaboración de afiches y murales) integrantes del Comando de Policía Cauca, le dijeron a los que estaban realizando esta actividad, que "eso no estaba permitido y que necesitaban el permiso, donde dijera que lo que estaban haciendo estaba dentro de lo legal".

Pero como había que elevar el nivel de la "campaña antiinsurgente" días previos a la realización del evento El propio comandante de las Fuerzas Armadas de Colombia, (hacedores de opinión) general Alejandro Navas, insistió con los mismos computadores mágicos, en que tenia pruebas de que las FARC tendrían infiltrado el movimiento social Marcha Patriótica.. (1)

Se tenia que pasar de lo mediático a los hechos en esta “guerra sucia”, durante los recorridos de centenares de kilómetros que hicieron  miles de campesinos llegados desde los más recónditos lugares del país hasta Bogotá, fueron seguidos, parados por los retenes militares y policiales, haciéndoles pasar hambre, fueron fotografiados, asustados unos, amedrentados otros diciéndoles que en Bogotá los iban a matar. Eso se llama guerra sicológica. (2)

El show militarista tenia que continuar en la propia Bogotá, donde montaron un dispositivo de guerra "para cuidar" que no se presentaran desmanes con la marcha, intentando mostrar ante el país mediante una matriz de opinión que esa gente venia era a buscar y generar problemas en pleno centro del país y en su corazón Bogotá. Restringieron la circulación de motocicletas con parrillero y de los vehículos que transportan trasteos o mudanzas, escombros y cilindros de gas. (3) Generando con ello un ambiente de guerra e intranquilidad al ser repetida y difundida la noticia una y mil veces por los medios masivos de comunicación a fin de volverla verdad.

Los seguimientos de la inteligencia militar no se hicieron esperar y llegaron el sábado al centro de convenciones donde sesionaban los dirigentes de la Marcha, de allí tuvieron que ser retiradas cuatro personas por los mismos integrantes del movimiento, mientras tanto otro grupo de la inteligencia militar hacia su trabajo en el Aeropuerto El Dorado del mismo Bogotá, tomándole fotos y haciéndoles seguimientos a los delegados internacionales. (4)  Y eso que no sabemos de las chuzadas e interceptaciones telefónicas realizadas para tal fin.

Manifestantes de la Marcha Patriótioca en Bogota.


Ya iniciada la Marcha, en la misma Capital de la República la policía dijo que habían decomisado propaganda alusiva a las Farc en la marcha y esa misma policía lo desmintió horas después ante los reclamos de los dirigentes. Pero el daño ya estaba echo porque los principales medios de comunicación en Colombia conocidos de auto y al servicio del gobierno lo publicaron con agilidad (5)

Pero como una matriz mediática no debe quedarse en el papel y debe ser puesta en funcionamiento, entran en juego los denominados hacedores de opinión, "los sicarios mediáticos", que pueden ser pagos, tener intereses de diversos tipos, etc. y los que entre otras cosas no disparan la bala, pero directa o indirectamente se prestan y señalan a quien deben asesinar cuando replican lo que en este caso fabrican las fuerzas militares. Sembrando intranquilidad en la gente y la sociedad, odio,venganzas,amarguras, distanciamientos de afectos, traumas, frustraciones, en otras palabras miedo y terror en la población etc.

Y bingo !! aparece  un experto en estas lides, José Obdulio Gaviria  quien al mejor estilo del político francés José Fouché, denominado el genio tenebroso, que desempeñó un papel importante en la Francia de finales del siglo XVIII y principios del XIX, con todas sus maldades habidas y por haber, al estilo Maquiavelo, ese mismo Obdulio Gaviria, el día 24 de abril en El Tiempo y en la pagina Pensamiento Colombia (de Álvaro Uribe Vélez) entre otras titula "La Marcha Patriótica confirmó que la consigna es poner a las Farc en las páginas políticas de los diarios y a Uribe y su equipo en las páginas judiciales" (6)

Y siguen de allí en adelante otros hacedores de opinión, toman la malvada cartilla y continúan la tarea de satanizar, desprestigiar, estigmatizar, etc. Pasó la marcha, se hizo, fue un éxito total y rotundo en todos los aspectos, casi ochenta mil almas venidas de todos los rincones del país, y no hubo un solo desmán, y los marchantes patrióticos hasta desafiaron la lluvia y el frío. La derecha enfermiza obsesionada por el poder que detentan hace decenas de años, se quedó con los crespos hechos y las ganas de ver a la gente garroteada, gaseada y hasta masacrada.

Pero como se debía insistir en la satanización contra la marcha, había que seguir provocando a los organizadores y el lunes 23, Yamid Amat y María Isabel Rueda, en el marco del programa 'El gran reportaje', de CM&,  le preguntaron, en una forma mediático sicarial a Piedad Córdoba y en presencia también del dirigente de la marcha Andrés Gil,... que si la marcha estuvo financiada por las Farc.

La líder  Piedad Córdoba con decencia reaccionó a la estupida y provocadora pregunta y al disparo mediático realizado, exigiendo respeto. No era para menos. Piedad, denunció que le pusieron "micrófonos en los carros, debajo de la cama" y aseguró que organismos de inteligencia han reconocido tal accionar. (ver video 6). Mientras Yamid Amat haciendo de juez le pedía pruebas a Andrés Gil sobre las denuncias de las estigmatizaciones y retenes que sufrieron los marchantes por parte de la Policía antes de entrar a Bogotá .

Como dijo el filosofo y educador canadiense Herbert Marshall McLuhan, visionario de la sociedad de la información, con la famosa sentencia "el medio es el mensaje".
"Así como el medio es entendido como una extensión del cuerpo humano, el mensaje no podría limitarse entonces simplemente a contenido o información, porque de esta forma excluiríamos algunas de las características más importantes de los medios: su poder para modificar el curso y el funcionamiento de las relaciones y las actividades humanas." (7)

Esta  modalidad del sicariato, denominado mediático, inmerso en la escalada de violencia que vive Colombia, está compitiendo con delitos, como el narcotráfico y la corrupción, y que en algunos casos se usa como mecanismo para conseguir dinero fácil y poder, con este no se usa el gatillo que tira la bala que mata a una  o varias personas sino que, está condenando a muerte a una o miles de personas.

Se dice que existen tres modalidades de sicariato: el Sicariato Público, el Limpio y el Disfrazado. Pero también existen los sicarios económicos, los morales y con la globalización de los medios de comunicación están de moda los sicarios mediáticos.

En Colombia es normal que los grandes medios de comunicación contraten con el estado su publicidad que es el principal por no decir único medio de sostenimiento del medio, e igualmente "obligan" a que los periodistas busquen su propia publicidad como forma de pago para trabajar en esos medios, esto ocurre en especial en las regiones y de allí que tanto los unos como los otros, tengan que "entregarse", "venderse" al Estado, gobernación, o municipio o entidad estatal que le da de comer a través de la publicidad, comprando con ello su silencio, sometiéndolo y convirtiéndolo en un megáfono y un esclavo comunicacional al servicio de esa entidad o el poderoso que le da el sustento diario.

Otra forma de tener al servicio de los militares y de la policía  a algunos  periodistas estratégicamente "contratados" es asignándoles una cuota económica a fin de que sirvan de "sapos" y les suministren información confidencial de las fuentes que cubren.


El sicariato tradicional en Colombia y en varios países esta ligado al narcotráfico, a la ambición y conservación del poder, al crimen organizado nacional e internacional, donde están detrás personajes y estamentos de la sociedad colombiana.

En Colombia, está  liderado por las ambiciones de poder, encabezados  por la gran burguesía económica y terrateniente, de la derecha, aliada con los sectores mafiosos narco-paramilitares y  retardatarios militaristas  que sí “combinan las formas de lucha”, para mantener y quedarse en el poder estatal, es decir van a las elecciones, muestran que "hay democracia", hacen de la corrupción integral un trabajo mas y asesinan si se requiere. 

Los  sicarios mediáticos en nuestro país cuentan con tecnología, prensa, radio, televisión, Internet, etc, para vender la matriz de opinión creada en los laboratorios especializados y por personal profesionalmente preparados y entrenados para ello e incluso con participación militar internacional.

Estos Analistas y formadores de opinión, día a día fusilan personas, convirtiéndose en la practica en  autores intelectuales pasivos de crímenes, por lo que seria interesante investigar la culpabilidad que esos formadores de opinión cada que hay un crimen en donde haya sido señalado algún dirigente de izquierda de ser guerrillero, auxiliador de la insurgencia o terrorista. Ya que son actos indirectamente instigantes.

Esta es la gran prensa colombiana y periodismo servil, arrodillado al estado, abierto a la guerra y la violencia, que le hace el juego a los enemigos de la paz y no comparte la posibilidad de una salida dialogada al conflicto colombiano, que les gusta vender sangre y circo, pero no se preocupan por el pan del prójimo y menos por difundir la realidad de los 9 mil prisioneros políticos, de los 5 millones de desplazados, de las fosas comunes, de los crímenes contra el medio ambiente o de los 20 millones de pobres que hay a su alrededor en nuestro país y por la cual entre otras muchas cosas, surge la Marcha Patriótica.

Coletilla: Honduras, 8 millones de habitantes, durante los dos años en el poder del presidente Porfirio Lobo han asesinado 21 periodistas. México, 120 millones de personas, últimos 10 años, 76 periodistas asesinados. Colombia, asesinatos de periodistas disminuyen, pero aumenta la cifra de comunicadores amenazados y exiliados, sus delitos: Denunciar a funcionarios del estado o actos inapropiados de sus gobiernos. Otros en su mayoría: Callan para preservar sus vidas..o no ser acusados de terroristas.Hasta cuando?.-

* Periodista, relacionista internacional e investigador social, exprisionero y exiliado político colombiano.



      (4)http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-340674-reinsertados-quieren-   infiltrar-marcha-patriotica-piedad-cordoba

ONSDAGEN DEN 25:E APRIL 2012


La misma modalidad que la CIA impuso en Colombia, lo quieren hacer ahora en El Salvador





La misma modalidad que la CIAimpuso en Colombia, lo quieren hacer ahora en El Salvador

TEGUCIGALPA / 2012-04-25 / Ellos (Pentágono&CIA) donaron equipos tecnológicos muy sofisticado al DAS (Departamento Administrativo de Seguridad).
Esa es la policía política secreta bajo el mando del presidente de la república, entonces Uribe, y lo primero que hizo Uribe&Obdulio fue crear un organismo ilegal llamado “G3” cuyos agentes (DAS) comenzaron a espiar a los periodistas serios, integrantes de la Corte Suprema de Justicia (que estudiaba y procesaba a los congresistas Uribistas por paramilitarismo) y dirigentes de la izquierda colombiana, más lideres populares.
La embajada estadounidense se quejaba apenas cuando todo se filtró en febrero de 2009 que los agentes de Uribe habían utilizado los equipos avanzados de la CIA en su sucio trabajo. El escándalo de las “CHUZADAS” era un hecho.
¿Cómo se espiaba?
Pues con todo y a todo(s); teléfono, cartas, correos electrónicos, cuentas bancarias, etcétera.


LA MAQUINARIA Y EL EQUIPAMIENTO estadounidenses facilitaban todo ese trabajo sucio y la meta principal de Uribe y el actual Santos era conseguir elementos para hacer montajes de todo tipo en contra la oposición política y criminalizar toda su protesta social en Colombia. 
Pero la cosa no paraba ahí. DAS y sus máximos jefes entregaron información recogida sobre Piedad Córdoba que fue entregada a la ex presidenta del congreso colombiano, Nancy Patricia Gutiérrez.
Nancy Patricia Gutiérrez
La senadora Uribista la utilizó en un debate en contra Piedad como pieza en la guerra psicológica contra la valiente mujer de la paz.
“Ante la Corte Suprema, la ex directora operativa del DAS, Martha Leal, admitió que por orden de la ex directora del Departamento María del Pilar Hurtado (fugitiva en Panamá, nota del redactor) le entregó información a Nancy Patricia Gutiérrez de la senadora Piedad Córdoba”, contaba Caracol Radio el 17 de abril.
“Dijo que en una carpeta blanca le entregaron los movimientos migratorios de la ex senadora Piedad Córdoba y con ellos la dirección de la casa de la senadora”, agregó la emisora.

EN UN OTRO CASO que ilustra la alianza entre el DAS y periodistas al servicio al terrorismo de estado, la periodista española-colombiana Salud Hernández Mora (del derechista El Mundo) obtuvo carpetas por los jefes del DAS para denigrar uno de los integrantes honestos de la Corte Suprema de Justicia colombiana. El facilitador era el asesor político de Uribe, José Obdulio Gaviria. El resultado de esa “alianza” fue varias crónicas en el diario de la familia Santos, El Tiempo, en donde atacaba al magistrado, insinuando que estaba implicado con narcos.

En El Espectador, no El Tiempo, se pudo leer sobre la correspondencia entre la
neofranquista y el jefe de los matones colombianos No. 1: carlos Castaño.

Salud Hernández Mora es conocido en Colombia por su obsesión y odio en contra el movimiento popular y el proceso venezolano y por tener una correspondencia con el ex jefe de los paramilitares colombianos, Carlos Castaño. Ella  pedía sus recomendaciones sobre el contenido de sus crónicas publicadas en medios oficiales como El Tiempo. Es más, hizo el favor a ese señor con las manos manchadas de sangre de miles de colombianos, escribiendo un prólogo del libro “Mi Confesión”, rompiendo todo tipo de ética periodística.
La “periodista”, con su hoja de vida “profesional”, sigue como nada ha pasado en El Tiempo y El Mundo (España) y confirma que “prostitutas” del gremio tiene su espacio en el Poder.

¿Y LOS GRINGOS?
Tampoco le importa mientras no les toca a sus intereses. Por que mientras más información que se puede sacar con los equipos tecnológicos de ellos, mejor para armar nuevas “carpetas” sobre la actividad de la oposición política y popular.
Dick E.
P.D. Abajo la noticia que dice que "Habilitarán centro de espionaje telefónico en El Salvador" con la ayuda norteamericana:

Habilitarán centro de espionaje telefónico en El Salvador

10:12 pm  - Agencia AFP
Será manejado por la Fiscalía; equipo fue donado por Estados Unidos, cuyo costo es de 5 millones de dólares.Un acuerdo entre las principales pandillas o maras redujo la cantidad de muertes diarias de 14 personas a cinco, según informó el gobierno.
El canciller salvadoreño Hugo Martínez y la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, se reunieron ayer.
El canciller salvadoreño Hugo Martínez y la secretaria de Estado de EE UU, Hillary Clinton, se reunieron ayer. ()

San Salvador. ,
El Salvador


La Fiscalía de El Salvador pondrá en marcha en mayo un centro de intervención de telecomunicaciones montado con ayuda de Estados Unidos, que permitirá realizar escuchas telefónicas para combatir al crimen organizado, informó ayer una fuente oficial.

“Se están haciendo las últimas pruebas (técnicas) de enlace con todos los operadores de telefonía y, posteriormente, estaríamos en capacidad de comenzar las intervenciones”, aseguró a periodistas el fiscal general Romeo Barahona.

La instalación del Centro de Intervención de las Telecomunicaciones (CITE), comenzó desde 2010 con ayuda de Estados Unidos, que donó 5 millones de dólares en equipo informático de última generación, y en su instalación participaron especialistas del Buró Federal de Investigaciones (FBI).

El FBI también se encargó de capacitar a un equipo de fiscales y agentes de policía que trabajarán en el CITE en la labor de intervención de telecomunicaciones, añadió el fiscal general.

Para permitir la intervención, el Congreso aprobó en 2010 una ley bajo la cual se regirá el funcionamiento del CITE y los delitos que pueden ser indagados con su ayuda.
La ley permite la intervención a la telefonía celular y fija, mensajes electrónicos en Internet, medios ópticos y electromagnéticos.

Con la intervención a las telecomunicaciones las autoridades buscan hacer frente a delitos como extorsiones, homicidios, secuestros, pornografía, narcotráfico y asociaciones ilícitas, entre otros.

“Ya se tiene en estudio algunos casos en donde podríamos hacer una intervención”, sostuvo Barahona, sin entrar en detalle.

El fiscal general añadió que en las próximas semanas la Fiscalía también comprará al menos cuatro vehículos dotados de equipos para hacer intervenciones.

El crimen organizado convirtió a Centroamérica en una de las regiones más violentas del mundo.




Hablemos del conflicto social y armado colombiano

      José Antonio Gutiérrez D.   


Colombia es un país bastante curioso. Todo el mundo habla de paz en abstracto, mientras la guerra y las más variadas violencias son pan de cada día y lo único tangible para las comunidades más marginadas del país. Sin embargo, mientras todos hablan de paz en abstracto, hablar de paz en términos concretos ha sido prácticamente criminalizado. El propio presidente Santos ha dicho que nadie más que su gobierno puede inmiscuirse en temas de paz, que sólo él tiene la dichosa llave de la paz[1]. Cualquier persona que aborda de manera seria el estudio de los procesos de diálogo fallidos del pasado (La Uribe, San Vicente del Cagúan), cualquier persona que aborda de manera seria el estudio de las fuentes de la violencia en Colombia, las causas estructurales de ésta, y que más aún, propone transformaciones sociales para lograr una paz orgánica (a diferencia de, digamos, la paz de los cementerios) es inmediatamente tachada de áulico del “terrorismo”. Cualquier persona que llega a la conclusión honesta de que sin justicia social no habrá paz, que éste es el prerrequisito para una coexistencia civilizada es inmediatamente estigmatizada desde los círculos dominantes. Cualquier persona que busca el diálogo político, es inmediatamente señalada por intentar dar “oxígeno a la guerrilla”. Si, todos hablan de paz en abstracto pero cualquier movimiento efectivo para lograr algún avance hacia una paz orgánica, con justicia social, efectiva, es criminalizado.

A raíz de los comunicados del comandante de las FARC-EP Timoleón Jiménez en los cuales llama en términos bien concretos a retomar el diálogo, proponiendo como punto de partida la agenda inconclusa del Cagúan, el tema del diálogo político ha sido puesto nuevamente en la agenda política[2]. Desde luego, la mayoría de los medios han reaccionado histéricamente contra la propuesta de la insurgencia, aunque las voces críticas ya han comenzado a hacerse notar, demostrando que existen fisuras en el consenso militarista impuesto a sangre y fuego desde la larga noche uribista.

Dos voces a favor del militarismo y el establecimiento

Todavía, un sector importante del establecimiento alucina con la victoria militar[3]. Varios opinólogos han salido a oponerse abiertamente a la perspectiva del diálogo y las invitaciones de Timoleón Jiménez aduciendo, por una parte, que la victoria militar es posible y, por otra, que no hay nada que dialogar con la “guerrilla”. Humberto de la Calle, afirma en El Espectador que “En el plano militar, derrotar a las Farc equivale a desvertebrar su ejército, afectar su unidad de mando, disminuir significativamente sus ingresos, aislar sus frentes y perturbar de manera importante sus comunicaciones. Ello es posible. No habrá una batalla final, no vendrá un Waterloo de las Farc. Pero sí un proceso de desintegración que es igual a una derrota militar. Cosa distinta es que no bastan las armas. Es posible competir con la economía de la coca, arrebatarle sus bases campesinas, recuperar la población que es el oxígeno de la guerrilla. ”[4]

La derrota militar es improbable, pero no imposible. Ahora, el costo humano sería pavoroso, como lo demuestra el caso de la derrota de los Tigres Tamiles (LTTE) por el Ejército de Sri Lanka: en poco más de una semana, se masacró a más de 25.000 civiles y hoy, tres años después, 300.000 tamiles siguen internos en campos de concentración[5]. Desde luego, el costo humano en Colombia sería muchísimo más alto, pues a diferencia de los guerrilleros tamiles, los insurgentes colombianos no están concentrados en una playa. La topografía y la extensión territorial, por nombrar sólo dos factores, hacen que cualquier campaña comparable sea una auténtica carnicería. Pero sabemos que al régimen no le tiembla la mano para practicar el genocidio, como lo ha demostrado en repetidas ocasiones en la historia de Colombia… aunque De la Calle, en otro artículo anterior, haciéndose eco de la visión fantasiosa que la oligarquía colombiana tiene de sí misma, insista que en Colombia “ el poder ha estado en manos de repúblicos moderados, capaces de ir soltando pedacitos de poder en función de las circunstancias ” y “ Ejército, brazo armado del establecimiento, mostró ferocidad comparable a la de algunos de nuestros vecinos ”[6].

Cito esta columna, porque De la Calle es muchísimo más claro que otros autores en la necesidad que el régimen tiene de atacar a la población civil para adelantar su guerra contrainsurgente. Lo que significa que las violaciones masivas a derechos humanos por parte de los aparatos represivos del Estado (la llamada fuerza pública), no son un aspecto incidental, responsabilidad de unas cuantas manzanas podridas, sino parte de una estrategia de Estado en la lucha contrainsurgente. ¿Podríamos leer de otra manera su llamado a arrebatar las bases campesinas de la insurgecia, en un país con cinco millones de desplazados y decenas de miles de desaparecidos olvidados en el frío de las fosas comunes? Desde luego De la Calle no se pregunta por qué un sector importante del campesinado, en vastas regiones, tiene ese vínculo histórico con la insurgencia, por qué hay población que le sirve de oxígeno. Hacerse esas preguntas debería llevar a entender que la solución al conflicto social y armado pasa por cambios de fondo, y no por la mera desmovilización unilateral. A eso es a lo que se refiere Timoleón Jiménez cuando expresa que “ este conflicto no tendrá solución mientras no sean atendidas nuestras voces ”[7].

También existe otra posición que se ventila desde los grandes medios que, superficialmente, puede parecer opuesta a la de De la Calle, pero en realidad es su complemento. Su más visible defensor es León Valencia, quien en Semana pone la negociación como alternativa a la política de liquidación de la guerrilla. Pero su versión de negociación no es distinta a la versión de negociación que en última instancia defiende Santos (y que defendió a su momento Uribe), es decir, sellar la derrota militar en una mesa donde no se dé ninguna discusión política de fondo, salvo los términos de la desmovilización. El llamado de Valencia a la negociación no tiene por fin democratizar al país ni mucho menos efectuar los cambios estructurales que la sociedad colombiana necesita y que son los que, en última instancia, deben eliminar los problemas que determinan la continuidad del conflicto. Su llamado a la negociación es una manera de defender al status quo , de defender los privilegios de una ínfima élite que vive a sus anchas mientras los colombianos de a pie siguen empobreciéndose y Colombia sigue firme en el tercer puesto mundial en desigualdad social. Según él, “ es el mejor momento del Estado para negociar. La guerrilla afronta una derrota estratégica(…) Tiene poder de negociación, pero la disminución considerable de sus filas no le da para exigir demasiado ”[8]. O sea, olvídense de reforma agraria, distribución de la riqueza, democratización de la sociedad, desmonte del paramilitarismo, educación y salud de calidad y gratuita para todos, etc. Valencia hace parte de la triste y larga lista de arrepentidos y tránsfugas que se han convertido en los mejores defensores de la última república oligárquica de América del Sur.

La suerte variable de las armas

Desde los medios se plantea que la insurgencia buscaría la negociación porque está acorralada, desesperada y debilitada. Sin embargo, la guerra arrecia en todo el país, sobretodo en el Cauca (donde no se materializaron las deserciones masivas esperadas después del asesinato de Alfonso Cano el 4 de Noviembre) y en el Catatumbo (donde se desplaza el eje central de la ofensiva militar después de que el comandante Timoleón Jiménez fuera nombrado sucesor de Cano). Las acciones militares de la insurgencia han aumentado en el mes de Enero en un 40% respecto al 2011, y en un 300% respecto al 2008[9]. La realidad del conflicto desmiente estas apreciaciones del discurso oficialista: la insurgencia ha logrado, en medio de la mayor ofensiva militar de toda la historia, la cual ha costado la vida de varios de sus dirigentes en bombardeos pavorosos, mantener sus estructuras, recuperar incluso terreno, adaptarse eficazmente a las nuevas condiciones de la guerra y golpear de manera creciente y sostenida durante los últimos años. Esto sin considerar la importancia militar de la convergencia que se está dando entre las estructuras guerrilleras -ELN, FARC-EP y en ciertas regiones como el Norte de Santander, incluso del EPL.

Si la insurgencia da un salto audaz y habla de retomar la agenda de diálogo del Caguán, lo hace porque sabe que no llegarán en condiciones de debilidad a la mesa de negociación. Pese a la propaganda oficialista, el gobierno también lo sabe: por eso se niega al diálogo y sigue pidiendo condiciones imposibles. No quepa ninguna duda, que si el llamado de Timoleón Jiménez fuera hecho desde la derrota irreversible (militar o política), el gobierno tomaría gustosamente la oferta.

Conflicto social y lucha de clases

Valencia se equivoca en su apreciación sobre la “derrota estratégica” de la insurgencia, y su error se desprende de una comprensión parcial del conflicto como si fuera solamente un conflicto armado y no un conflicto eminentemente social. Frecuentemente los análisis de la insurgencia y del conflicto, dejan de lado convenientemente el hecho de que ésta es expresión de ciertas dinámicas de resistencia, con hondas raíces en ciertas comunidades rurales. Un reciente artículo en Semana recordaba esta cuestión sobre la relación de la lucha armada y sus expresiones orgánicas, con las comunidades: “ Estos grupos tienen alto poder social e influencia en las zonas donde tienen presencia. Tienen sus cunas y sus poblaciones, incluso si no nos gusta admitirlo. Cierta información del suroccidente del país señala que las FARC están trabajando más con las comunidades donde tienen presencia, tratando (con más y menos éxito según la comunidad) de (re)establecer las relaciones del pasado que por lo menos no eran tan violentas como las actuales y en que había muchas veces una convivencia importante para la población y la guerrilla. ”[10].

También se equivoca Valencia al pensar que la insurgencia colombiana va a negociar una derrota y desmovilización, renunciando a las banderas políticas que le han dado razón de ser por medio siglo. Esto último fue expresado de manera meridianamente clara por Boris Salazar:

El gobierno y los expertos aspiran a que las Farc se rindan sin muchas condiciones. Quizás la restitución de los derechos políticos perdidos, y algunas garantías de seguridad para los combatientes reinsertados constituirían la oferta del gobierno. No mucho más (…) Claro, las Farc no aspiran a la simple supervivencia. Quieren cambiar la sociedad colombiana. Al menos a transformar sus condiciones estructurales (…) Sin movilización popular, sin oposición política, con una sociedad civil silenciada, o atada a la política electoral más degradada, y con una ideología conservadora extendida, la discusión del orden político, del modelo económico o de la inclusión social, y mucho menos de las relaciones con los Estados Unidos, no es ni siquiera pensable.”[11]
Salazar da en el clavo cuando plantea que la fuerza que efectivamente pude romper el nudo gordiano en Colombia es la movilización popular. A fin de cuentas, el conflicto armado es una expresión, distorsionada si se quiere, de la dinámica de la misma lucha de clases en el país más desigual del continente. En el conflicto social y armado colombiano, lo social sigue siendo prioritario. Efectivamente, más relevante aún que la revitalizada capacidad militar de la insurgencia, es el auge de un nuevo ciclo de luchas sociales y populares en todo el país. Las demandas del pueblo que protesta cada día más por las calles de toda Colombia son en gran medida, demandas o compartidas por la insurgencia, o las cuales pueden ser articuladas en su proyecto. Por el contrario, el bloque dominante no puede absorver estas demandas sin desnaturalizarlas por completo, como lo demuestra el debate en torno a la ley de víctimas y de restitución de tierras.

Valencia, en su columna, confunde el consenso político del bloque dominante, del “país político”, con una medida de la fortaleza del gobierno de Santos. La iniciativa política la pierde el santismo en medio de las dificultades crecientes para implementar la más mínima de sus propuestas demagógicas y ante el extrañamiento de un país que despierta lentamente del embrujo autoritario: el estrepitoso fracaso de la “marcha de la guerra”, el 6 de Diciembre[12], demuestra que el bloque dominante, pese a tener un nivel importante de consenso detrás de la figura de Santos, es incapaz de movilizar al pueblo. Con el respaldo de casi todo el “país político” y con el apoyo de la propaganda incesante de los medios (todos los cuales están alineados con el régimen), sencillamente no lograron sacar gente a la calle.

La política tras el fusil

Es en el terreno político donde la insurgencia está principalmente jugándose las cartas en la actual coyuntura[13]. Los comunicados de Timoleón Jiménez (sobretodo su respuesta al académico Medófilo Medina) han logrado empezar a romper el cerco mediático en torno a las propuestas políticas y la estrategia de la insurgencia. Si Cano, como comandante máximo de las FARC-EP, jugó un rol fundamental a la hora de adaptar exitósamente la estrategia insurgente, tanto en lo militar como en lo político, a las nuevas condiciones del Plan Colombia, revirtiendo la tendencia de casi una década de avance del Ejército, Jiménez está jugando un rol fundamental como un comunicador consistente de las propuestas y apuestas del movimiento insurgente.

A las demandas históricas de la insurgencia (tierra, relación con EEUU, democracia, etc.), estos comunicados añaden demandas de las luchas actuales que comprometen a estudiantes y otros sectores movilizados, por ejemplo, contra el modelo agroindustrial y minero-extractivo santificado en el Plan de Desarrollo Nacional[14]. El mensaje es claro sobre la necesidad de un diálogo nacional abierto, en el cual el bloque de los oprimidos y de los sectores sociales subalternos, independientemente de las divergencias existentes entre sus tácticas de lucha o resistencia, formen una agenda común frente al añejo bloque en el poder. La capacidad de articular demandas actuales con su propio proyecto histórico demuestra, además, que la insurgencia no se quedó en un mundo de hace sesenta años atrás, como lo machacan los ideólogos del régimen, sino que tiene capacidad de interlocutar sobre los problemas actuales del país.

El gobierno, por su parte, también libra una ofensiva en el plano político, pero es incapaz de abordar de manera sustancial los problemas que enfrenta el pueblo. El gobierno entiende que el conflicto, al ser fundamentalmente agrario, requiere de políticas que sirvan para quitar piso a la insurgencia entre el campesinado. La demagogia santista en torno a la “revolución agraria” que significaría la ley de restitución de tierras[15] sería apenas un chiste de mal gusto si no fuera por los 53 líderes desplazados reclamantes de tierras asesinados por los testaferros del régimen en el marco de sus demandas. Aparte de que sólo pretende la restitución de 2 millones de hectáreas de los más de 6,5 millones robados en las últimas dos décadas por el paramilitarismo; como ya empezó el asesinato de reclamantes, no es de esperar que mucha gente dé el paso adelante, sobretodo si se considera que esos territorios siguen en guerra y muchos continúan bajo el dominio de estructuras paramilitares que operan en connivencia con el ejército y policía. Si el reclamante no quiere correr el riesgo de volver a su tierra, entonces podrá ser indemnizado por los contribuyentes y no por los que lo desplazaron. Peor aún, si se demuestra que los ocupantes son de “buena fe” y tienen inversiones agroindustriales, el reclamante tendrá que pactar con ellos. Como la demagogia da para todo, Santos ha mentido descaradamente diciendo que se han restituido 852.000 hectáres a 33.000 familias, cuando en realidad lo que se ha hecho es titular tierras baldías, formalizar tierras comunitarias, regularizar posesiones en parques y humedales. A los desplazados apenas se les han restituido alrededor de 10.000 hectáreas[16]. Esto, sin mencionar que la restitución no afecta el principal problema del campo colombiano, identificado por el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)[17], que es la obscena concentración de tierras la cual solamente puede ser enfrentada mediante una demanda histórica de la insurgencia, como es la reforma agraria. Esta ley será un fiasco peor que la ley de Justicia y Paz: en el “mejor” de los casos, servirá para “modernizar” el agro según los requerimientos de la agroindustria; en el peor, servirá para legalizar el despojo.

Por otra parte, junto a las medidas cosméticas y demagógicas de derechos humanos, el régimen ha logrado avanzar bastante en la cooptación de aquellas organizaciones sociales más oenegizadas y burocratizadas (ciertas organizaciones sindicales e indígenas), a la par que desarrolla una campaña de revisionismo histórico y de confusionismo sin precedentes: se comenzó con el cuestionamiento desvergonzado de la Masacre de Mapiripán (y por extensión de abogados defensores de derechos humanos)[18], siguió con los ataques a los desplazados de Las Pavas a los cuales sin ninguna base llamaron “falsos desplazados”[19], han hablado sin ningún fundamento sobre supuestas alianzas entre la insurgencia y sus tradicionales enemigos paramilitares[20], y ahora les dio con que supuestamente Tirofijo, líder histórico de las FARC-EP, era un “terrateniente”[21]… Esta obsesión con la amnesia, el revisionismo y el confucionismo histórico tienen por único objetivo el ataque a los movimientos sociales y de derechos humanos, así como la satanización de la insurgencia. En ello el gobierno ha demostrado ser bastante eficaz, a la vez que se ha demostrado completamente incompetente para dar respuestas reales a las necesidades de un pueblo que se empobrece día a día.

Cagúan, el no-retorno…

La sola mención de la insurgencia de retomar diálogo político donde se interrumpió la Agenda del Cagúan, hizo que Santos inmediatamente saliera al paso a decir que se olvidaran de un segundo Caguán[22], dejando en claro que la estrategia planificada desde el 2011 de profundización de la estrategia militar sigue en pie y sigue siendo el elemento dominante de la política de Santos. Esto, aún cuando está conciente de que existe una necesidad de comenzar a explorar marcos para una eventual negociación, en un futuro distante y siga hablando demagógicamente de la “llave de la paz y otras vainas”. Mientras tanto, habrá que dejar que la sangre siga corriendo y buscar debilitar a la insurgencia lo más posible antes de sentarse a dialogar para evitar cualquier cambio de fondo a la política colombiana. Eso lo buscan con el militarismo, pero también con iniciativas como el Marco Jurídico para la Paz que busca estimular la desmovilización, la fragmentación territorial y el quiebre de la unidad en las filas insurgentes (creando escenarios para negociaciones regionales), amen de la impunidad para los paramilitares.

Pero la insurgencia no está sola en su demanda de una negociación política que ataque las causas de fondo del conflicto. El encuentro “El Diálogo es la Ruta” de Barrancabermeja en Agosto pasado, fue un importante y significativo escenario que articuló importantes expresiones del movimiento campesino, indígena y popular, con la idea de un diálogo nacional abierto para solucionar el conflicto no sólo armado, sino social[23]. Aún más, se oyen voces disidentes en los medios. Con mucho mayor sentido que el de Santos y su gobierno, una columna decembrina en Semana, escrita por Rafael Antonio Ballén, insistía que:

el Estado y la insurgencia armada debían ordenar el cese inmediato al fuego y comenzar una negociación de paz. Sin embargo, antes de iniciar conversaciones con la insurgencia, quienes representan los distintos intereses del establecimiento deben ponerse de acuerdo en qué van a negociar con la guerrilla. En relación con los temas de negociación, debe partirse de la ‘Agenda común’ acordada entre Pastrana-Farc, porque los puntos contenidos en ese acuerdo, son los que se debatieron durante veinte años de procesos de paz (1982-2002). En cuanto al procedimiento de la negociación debe haber cese bilateral del fuego, participación del Ejército en los diálogos, acompañamiento de la comunidad internacional y concluir con una asamblea constituyente que protocolice los acuerdos alcanzados en la mesa de negociación.”[24]

Lo más relevante en estos momentos es que ciertos sectores del establecimiento parecen estar también concientes de la necesidad de retomar la Agenda Común del Caguán, aún cuando de fondo no crean en ella y solamente la vean como una manera de superar el impás militar, ojalá con el menor impacto político posible. Una entrevista al ex presidente Andrés Pastrana, quien impulsó la frustrada negociación del Caguán con las FARC-EP publicada hace unas semanas es bastante reveladora de la erosión de la confianza militarista que se impuso con el uribismo. En ella recuerda que los compromisos asumidos en ese proceso de negociación no son compromisos asumidos por la “administración Pastrana” sino por el Estado colombiano[25].

Se habla mucho del “Síndrome Caguán” en los medios colombianos. Ello lo que busca es justificar el guerrerismo, militarismo y la violencia del régimen en un supuesto “consenso” social contra el diálogo con las fuerzas guerrilleras. Digamos que tal consenso es una fabricación mediática, martillada día y noche, por la prensa más servil al poder que se conozca en el hemisferio occidental, mientras se criminaliza toda iniciativa de búsqueda de diálogo. El supuesto “consenso” es manufacturado en función de una estrategia militarista preconcebida (el Plan Colombia se negoció desde 1998), y luego el efecto se busca convertir, convenientemente, en la causa.

No es este el espacio para entrar en demasiados detalles sobre el fallido proceso del Caguán. Basta con señalar que un diálogo de paz, sin cese de hostilidades y negociando con las fuerzas guerrilleras por separado[26], estaba probablemente destinado al fracaso, como lo ha reconocido el mismo Pastrana. Lo que sí vale la pena mencionar, es que frecuentemente se menciona que la insurgencia fariana utilizó el proceso para fortalecerse militarmente, como una treta para ganar tiempo para la paz, que no negoció de buena fe. Aún cuando desde el lado de la insurgencia se hayan indudablemente cometido varios errores y actos irresponsables que los medios se encargan de señalar como si fueran los únicos responsables del fracaso del diálogo, es indudable que negociaron de buena fe, al menos con mucha mejor fe que el gobierno. Incluso, hasta podría decirse que negociaron con demasiada inocencia y que hasta perdieron, de la manera más candida, el sentido histórico, olvidándose que negociaban con la oligarquía más brutal del continente. Nuestro amigo Javier Orozco, ex dirigente sindical que participó como representante de la sociedad civil en los diálogos del Caguán, recuerda que “ se conversó sobre las posiblidades de paz negociada, y la actitud de Iván Ríos y Raúl Reyes era que se abría una puerta a la esperanza, ellos estaban convencidos, me impresionó mucho, Raúl estaba eufórico, tenía muchas esperanza de que podían hablar (…) Joaquín Gómez estaba muy contento también, con todo lo parco que es. Fue un escenario en el que uno pensó que la cosa iba en serio, no sólo por el calibre de las personalidades que fueron, sino porque hubo disposición de la guerrilla a escuchar al país, pasó mucha gente que dijo lo que quiso, articularon diferentes propuestas… no es que se fueron para el monte y no querían esuchar a nadie (…) Fueron muy flexibles ”[27].

Pero los medios que satanizan a la insurgencia y que la responsabilizan del fracaso de los diálogos del Caguán, olvidan la enorme parte de responsabilidad que tuvo el Estado en el fracaso de esa negociación. Es más, olvidan de que fue el Estado, más que la insurgencia, el que utilizó la negociación como una estrategia para recuperar el aliento y ganar fuerza. Recordemos que en paralelo a la negociación de paz con la insurgencia, se negociaba el Plan Colombia con los Estados Unidos, que profundizó la presencia norteamericana en el país, que modernizó al ejército contrainsurgente y que amplió el pie de fuerza de 200.000 efectivos militares a 450.000 –todo ello, en medio de una campaña coordinada para desprestigiar a la insurgencia como un mero cartel de narcotraficantes, confundiendo la lucha contrainsurgente con lucha antinarcóticos. Por otra parte, mientras el Estado colombiano hablaba de paz con la insurgencia y llamaba a la participación “de la sociedad civil”, por la noche, en medio de una estrategia de noche y niebla, armaba, entrenaba y coordinaba la peor maquinaria de muerte de todo el conflicto colombiano, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) que daba a los diversos ejércitos privados paramilitares del país un mando único nacional, con el pleno respaldo del ejército y policía. Utilizando la infraestructura del ejército, realizaron una masacre cada tres días en el período 1998-2002, dejando un reguero de 175.000 víctimas declaradas y desplazando a millones de campesinos. Así, mientras se llamaba a participar a la “sociedad civil” se asesinaba, desaparecía, desplazaba, amenazaba y torturaba a dirigentes sociales y populares, a activistas políticos (de izquierda o comprometidos con los derechos humanos). La política de exterminio que siguió a los llamados a la participación cívica se volvió a repetir de manera no muy diferente a los genocidios de la UP, A Luchar y del Frente Popular algunos años antes, una guerra sucia mucho más grave que cualquiera de los errores que haya podido cometer la insurgencia.

Eso por no mencionar como el gobierno de Pastrana desconoció sistemáticamente los acuerdos alcanzados en las mesas de diálogo (acuerdos que no eran sólo gobierno-insurgencia, sino que involucraron a miles de representantes de la llamada “sociedad civil”) impulsando medidas neoliberales como una reforma laboral y al sistema pensional regresiva, junto a múltiples ataques a los derechos a la salud y la educación. Javier Orozco, dijo que “muchos fuimos engañados, pensando que el Estado sería serio para negociar. Apenas se pasó de la fase de cómo vamos a hablar a qué vamos a discutir, ahí se quebraron las negociaciones porque la guerrilla planteó problema sobre la propiedad, y eso no se toca para el gobierno, ese es el coco ”. En palabras de la senadora Gloria Inés Ramírez: “ Un examen objetivo de diversos hechos demuestra que, contrario a lo que se cree, hubo un permanente saboteo por parte del gobierno y la ultraderecha para impedir que el proceso avanzara ”[28].

El conflicto profundo y las falsas ilusiones en torno a la paz

No hay ninguna razón para creer que el Estado y el bloque dominante colombiano hoy negociarán de mejor fe que en el Caguán. De hecho, hoy su arrogancia se ve fortalecida, en plena época de “Guerra contra el Terrorismo” por la creciente criminalización, en el contexto internacional, del derecho de los pueblos a la rebelión (a menos, lógicamente, que se trate de “rebeldes” amigos de los EEUU a los cuales sí se les puede ayudar con armas y hasta con bombardeos). Estructuralmente, hoy la clase dominante colombiana es aún más dependiente del imperialismo norteamericano que en épocas del Caguán: el Plan Colombia ha aumentado la intervención norteamericana (y europea e israelí) en el conflicto colombiano, y tanto el ejército como la élite local año tras año realizan toda clase de contorsiones indignas para mendigar algunos dólares más. Además, el modelo económico colombiano, santificado en el Plan de Desarrollo Nacional, depende de actividades extractivistas que en un contexto como el colombiano se traducen necesariamente en militarización y despojo violento de comunidades, lo cual alimenta al conflicto social y armado.

No hay que hacerse falsas ilusiones: ni el gobierno, ni ningún sector del bloque en el poder, tienen ninguna intención de conversar en realidad de la solución política al conflicto, pues eso pondría en cuestión el modelo político-económico consolidado a sangre y fuego en casi quince años. Eso se desprende aún de las palabras del mismo Pastrana (sin lugar a dudas el político más propicio al diálogo en el establecimiento) cuando dice en la citada entrevista que “ Lo único que nos falta a los colombianos es la paz. Aquí podremos tener crecimiento económico, inversión extranjera, recursos naturales, bajo desempleo, mejor educación... ” Es decir, lo único que hay que conversar es la paz, sin cuestionar las razones de por qué existe el conflicto. Todos los problemas de Colombia se desprenden del conflicto –esta no es sino una versión blanda de la máxima uribista que desde siempre culpó de todos los males del país a la insurgencia. Por el contrario, la guerra, a lo sumo, agrava problemas pre-existentes de la sociedad colombiana que son los que están en la raíz del conflicto social y armado: la respuesta represiva como respuesta refleja y natural a las demandas sociales más tibias; el aniquilamiento de formas de oposición que amenacen intereses estratégicos de una élite autoritaria y mafiosa; un modelo económico fundamentado en el despojo violento de los campesinos y las comunidades, y en el control paramilitar de la población.

La paz es buena y necesaria, independiente del hecho de que por este concepto a veces entendamos cosas radicalmente distintas[29]. Pero lo fundamental, antes de hablar de paz, es hablar del conflicto. Entender el conflicto y sus dinámicas. Saber por qué al menos tres generaciones de campesinos en Colombia vienen alzándose en armas. Saber por qué en Colombia se asesina a los dirigentes populares, se destruye el tejido social de las comunidades, se desaparece a las personas molestas para algunos, por qué se hacen “limpiezas sociales”, por qué la riqueza en Colombia se acumula con fusil y machete. Se ha convertido en un lugar común decir que la guerra en Colombia es una guerra “absurda”. Y en realidad no hay nada absurdo en la guerra colombiana. Hay una lógica fría y profunda que emana de un determinado modelo político económico, hay resistencias por otra parte, hay dinámicas comunitarias que se han nutrido a la sombra de la violencia. Hay toda una historia que no tiene nada de absurda, que será macabra y trágica si se quiere, pero no absurda. La violencia en Colombia solamente aparece como algo absurdo cuando se ocultan los mecanismos sociales que la activan y cuando la amnesia histórica se ha impuesto y borrado de la memoria la larga cadena de infamias que se han concatenado desde el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, pasando por Marquetalia, hasta llegar a las 3.000 fosas comunes que horadan la conciencia del país. Tenemos que comprender primero por qué la gente muere y mata, antes de hablar de paz.

Cuando en 1962 Fals Borda, Guzmán Campos y Umaña Luna escribieron su monumental libro “La Violencia en Colombia”, las heridas abiertas por el primer ciclo de violencia en los ’40 y ’50 todavía derramaban sangre a borbotones –mientras tanto, se incubaban los síntomas del segundo ciclo abierto con las agresiones a las comunidades campesinas de Guayabero, El Pato, Marquetalia, etc. Este no fue un tratado con altisonantes llamados a la paz, sino que fue una radiografía desoladora de la violencia, en la cual comprendieron las fuerzas sociales que la alimentan, los intereses que sirve y las dinámicas sociales que genera. Demostraron que hasta la más irracional de las violencias tiene una racionalidad subyacente. Hoy en día faltan esfuerzos de esta magnitud para comprender la realidad colombiana. En cambio, el servilismo al poder reina entre los opinólogos, la repetición de lugares comunes es la norma y los violentólogos y pazólogos copan el espacio político de debate en torno al conflicto con ideas dogmáticas y preconcebidas sobre “resolución de conflictos y construcción de paz”.

Faltan esfuerzos intelectuales en torno al conflicto desde la intelectualidad, la cual está mayoritariamente cooptada y domesticada (salvo muy notables excepciones, que escriben a sabiendas del riesgo que corren por su defensa de visiones alternativas a las oficiales). Pero por lo mismo, la tarea de pensar y hablar del conflicto debe ser una tarea asumida por el conjunto del movimiento popular, de la misma manera que varias expresiones populares no han esperado la arrogante autorización del gobierno para asumir la discusión de la agenda de paz. Es el pueblo, que vive el conflicto en carne y hueso, que pone los muertos y los desaparecidos, los presos políticos, el que debe discutir del conflicto para disputar el espacio a ese discurso descontextualizado sobre la paz, como si fuera un asunto de mera voluntad de una de las partes. Tal discurso de paz en abstracto se convierte en un argumento más de la guerra, en una manera de naturalizar la violencia de clase de más de medio siglo con que los poderosos han sofocado toda forma de protesta.

Si la oligarquía no tiene voluntad de discutir y solucionar los temas de fondo, que subyacen al conflicto, el pueblo debe movilizarse y constituirse en un poder alternativo capaz de imponer su agenda política. Acá no hay espacio para falsas ilusiones. No existe una oligarquía racional, que piensa en los intereses superiores del país; hay una oligarquía de lo más venal, entreguista y mezquina, capaz de asesinar a la mitad del país con tal de conservar los privilegios absolutos que cuatro linajes de sangre azul gozan desde la fundación de la República. Como hemos dicho, aún Pastrana no está dispuesto a cuestionar los pilares del actual sistema colombiano, como cuando habla de retomar la Agenda del Caguán, pero recomienda no tocar “ los temas económicos y el tema social, donde hay posturas ideológicas, como su firme rechazo [ie. de las guerrillas] a los TLC ”[30]. Es decir, esperan una “solución política” que no sea más que lo mismo que hemos tenido en el pasado: desmovilización y reformas cosméticas que no van a lo medular de los problemas que afectan a Colombia. Con todas sus limitaciones, la Agenda del Caguán tiene como ventaja para ser un punto de partida (no de llegada) a la solución política el plantear soluciones estructurales a las raíces del conflicto, a la vez que fue una propuesta política amplia, participativa y con un decidido respaldo popular, particularmente de las expresiones históricas tradicionales del pueblo organizado.

La solución política no será una amena charla de amigos al calor de un tintico. Será la confrontación de dos visiones de país radicalmente diferentes, una construida desde abajo, la otra defendida por los de arriba. Será la expresión máxima de una aguda lucha política, popular, de masas, librada en la calle y los campos, un ejercicio en el cual se vuelva a pensar un país diferente. El cáncer no se cura con aspirina y los problemas de Colombia requieren de cambios estructurales inaceptables para la oligarquía. Solamente una amplia y enconada movilización popular, por parte de masas que se conciban como poder alternativo, como proyecto de futuro radicalmente diferente al presente, podrá torcer el brazo a los dueños de Colombia. Y para ello, es necesario que empecemos a hablar del conflicto, de la resistencia, de la rebelión para entender cómo superarlo.-



colombia dominada por estados unidos1NOTAS:

[1] http://www.elespectador.com/noticias/paz/articulo-323909-santos-no-acepta-intermediarios-hablar-de-paz  

[2] Los comunicados centrales son tres: “Carta a Medófilo Medina”http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142984 “Sin mentiras Santos, sin mentiras”http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142757 y “Así no es Santos, así no es”http://www.rebelion.org/noticia.php?id=139723 . Hay dos cartas más que ha escrito, una al general Valencia Tovar http://www.rebelion.org/noticia.php?id=141206 y otra a los Marchantes del 6 “y a los que no salieron” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=141050  

[3] El mismo Alvaro Uribe Vélez ha hecho declaraciones a ese efecto en más de una ocasión http://www.semana.com/mundo/uribe-llamo-acabar-terrorismo-negociacion/171776-3.aspx  

[4] http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-322223-cuantas-operaciones-aguanta-el-perro  

[5] Este no es el espacio para desarrollar el caso de Sri Lanka, pero en la revista CEPA se encuentran dos artículos de autoría del doctor Jude Lal Fernando sobre el particular, los cuales son particularmente esclarecedores: “Los Tamiles en Sri Lanka, las más recientes víctimas del imperialismo” (CEPA, Año V, Vol. I, No. 10, Marzo-Mayo 2010) y “La resistencia tamil, las ‘víctimas indefenesas y las potencias globales’” (CEPA, Cuadernillo Internacionalista, Agosto 2011).

[6] http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-319870-utopia-iracunda

[7] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142757  

[8] http://www.semana.com/opinion/negociacion-liquidacion-guerrilla/171104-3.aspx  

[9] http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-324753-guerra-el-sur  

[10] http://www.semana.com/opinion/meses-violentos/171642-3.aspx

[11] http://razonpublica.com/index.php/conflicto-drogas-y-paz-temas-30/2678-inegociar-con-las-farc-el-inutil-retorno-de-lo-mismo.html  

[12] http://anarkismo.net/article/21349

[13] No estoy entendiendo, de manera maniquea, lo político como un polo opuesto a lo militar. La insurgencia siempre se ha definido como un movimiento de carácter político-militar. La confrontación militar Estado-insurgencia es una confrontación de carácter fundamentalmente político (por ello no puede hablarse de una “guerra absurda”, aunque volveré a ese punto más adelante). Si hago una distinción de lo “político”, la cual asumo puede ser un tanto artificial, es para referirme a los aspectos que tienen que ver con la movilización social y no con aspectos de la movilización militar.  

[14] Ver sobretodo http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142984

[15] http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-323501-farc-se-oponen-restitucion-porque-les-quitamos-el-discurso  

[16] http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-324475-el-gobierno-de-los-campesinos Ver también la intervención del senador Jorge Robledo sobre el tema de tierras http://prensarural.org/spip/spip.php?article7168  

[17] http://pnudcolombia.org/indh2011/index.php/el-informe/resumen-ejecutivo/31  

[18] http://www.anarkismo.net/article/20919

[19] http://prensarural.org/spip/spip.php?article7397  

[20] Según el investigador Mauricio Romero, de la Universidad Javeriana, esas fabricaciones tienen por objetivo “criminalizar a las FARC y torpedear cualquier negociación con la guerrilla”. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/02/110217_colombia_bacrim_ao.shtml  

[21] http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-322262-farc-robaron-cerca-de-90-mil-hectareas-de-tierras-santos  

[22] http://www.semana.com/nacion/olviden-nuevo-caguan-santos-farc/170157-3.aspx 

[23] http://anarkismo.net/article/20391  

[24] http://www.semana.com/opinion/como-terminar-nuestra-guerra/169380-3.aspx  

[25] http://www.eltiempo.com/politica/dilogo-con-las-farc-debe-ser-afuera-y-en-secreto-andrs-pastrana_10946420-4  

[26] En esa época, se hablaba de dar una zona desmilitarizada el ELN en la Serranía de San Lucas, en el Sur de Bolívar. Finalmente la iniciativa no prosperó. Por su parte, tanto el ELN como las FARC-EP negociaban por separado. Hoy la coordinación entre ambas organizaciones les da una mayor fortaleza política y simplificaría el proceso.

[27] Comunicación personal.  

[28] http://www.senadoragloriainesramirez.org/index.php/2012/02/las-vicisitudes-de-la-salida-negociada-al-conflicto-interno/  

[29] Para un debate sobre este tema ver http://www.anarkismo.net/article/20115

[30] http://www.eltiempo.com/politica/dilogo-con-las-farc-debe-ser-afuera-y-en-secreto-andrs-pastrana_10946420-4  Esto es notable, porque el reconocimiento de las diferencias y posiciones ideológicas ante temas tan sensibles como son la economía, plantean la falacia del discurso oficialista sobre las guerrillas sin propuestas de país, como meros narcotraficantes que buscan justificar políticamente sus actividades delictivas.


(*) José Antonio Gutiérrez D. es militante libertario, residente en Irlanda donde participa en los movimientos de solidaridad con América Latina y Colombia, colaborador de la revista CEPA (Colombia) y El Ciudadano (Chile), así como del sitio web internacional www.anarkismo.net. Autor de "Problemas e Possibilidades do Anarquismo" (en portugués -Faisca ed., 2011) y coordinador del libro "Orígenes Libertarios del Primero de Mayo en América Latina" (Quimantú ed. 2010).

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