Mariano Recalde es abogado de la Universidad de Buenos Aires y precandidato a jefe de Gobierno por el Frente para la Victoria. Desde 2009, preside la empresa estatal Aerolíneas Argentinas y es referente de la agrupación kirchnerista La Cámpora.
En diálogo con Nueva Ciudad, Recalde habló sobre su propuesta para construir políticas en la Ciudad, su reciente paternidad y cómo ve la Ciudad bajo la gestión del PRO.
Por Leila Lobos
¿Qué criticas le haría a la gestión macrista?
Prefiero decirte cuál es nuestra propuesta, que es una manera de contar en qué pensamos distinto. Queremos revertir el orden de prioridades que existe hoy en la Ciudad de Buenos Aires y poner más acento a la salud, a la educación pública, a la vivienda y al transporte público. Vemos que el gobierno porteño no planifica y no genera transformaciones de fondo en los grandes problemas que va teniendo la Ciudad, a medida que crece el país, que crece la economía, que cada vez más ciudadanos salen todos los días a trabajar. No solamente se toman el colectivo o el subte sino que cada vez más porteños tienen la posibilidad de comprarse un auto y esto genera problemas de tránsito. En las grandes ciudades este tipo de complicaciones tienen una solución: los subtes.
Cuando Mauricio Macri ganó, yo no estaba muy contento, pero tenía el consuelo de creer que por lo menos iba a hacer los kilómetros de subte que había prometido. Con eso se transforma radicalmente la geografía y la vida en la Ciudad de Buenos Aires.
Si se hubieran construido, no digo los diez kilómetros del subte prometidos, sino cinco kilómetros por año, en esta época tendríamos una red de subterráneos como la de Madrid, como la que prevé la ley de la Ciudad que busca no solo la ampliación de las líneas que ya existen sino también la creación de las líneas F, G e I, de manera tal que llegue a todos lados.
Creo que a la Ciudad de Buenos Aire le falta planificación y le falta fijar prioridades en temas que han sido relegados. Creo que había muchas chances y muchos recursos como para resolver problemas de fondo y se han dedicado más a maquillar y a hacer medidas cortoplacistas que resolverlos.
¿Cuál es su proyecto para construir políticas en la Ciudad a largo plazo?
En materia de transporte quiero empezar a construir los subtes, no voy a prometer diez kilómetros por año porque una obra uno sabe cuándo la empieza pero es difícil saber cuándo la termina. Pero si empezar a construir la red de subterráneos que necesita la Ciudad de Buenos Aires. Quiero llegar al Gobierno porteño para hacer lo que hicimos en Aerolíneas Argentinas: una red de conectividad mucho más densa, es decir, con más frecuencias y con mucho más destinos, con muchos más lugares donde llegue, una red más cuadriculada y no radial.
En materia de vivienda es necesario hacer grandes obras y planificar la urbanización de las villas de la Ciudad. Eso tampoco se hace de un día para el otro, lo importante es empezar. Es una tarea multidisciplinaria que requiere el esfuerzo de muchos sectores y especialidades. Pero en estos ocho años no se ha empezado a resolver un problema que afecta a prácticamente el diez por ciento de la población.
Hay que planificar, también, una política e inversiones decididas en educación pública. La Ciudad tiene un déficit en materia educativa que es escandaloso. No puede ser que en la ciudad más rica de la Argentina cinco mil chicos se queden sin vacantes. Pero no sólo hay que generar esos lugares, sino que hay que reforzar todo el sistema educativo para que sobren las vacantes y para que todo el mundo tenga un espacio asegurado y en el lugar donde le resulta más cómodo. Lo que hoy sucede es que cinco mil chicos se quedan afuera pero muchos otros, para no arriesgarse, los padres bancan con su bolsillo la educación que debería brindar el Estado porque el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no se la asegura o porque la que le ofrece le queda lejos, es incómoda o no es de calidad. Queremos invertir mucho en educación, creemos que uno de los pilares de una sociedad igualitaria es una buena educación pública.
Estas son algunas cuestiones que tienen que ver con la planificación. Tenemos, también, medidas que tienen que ver con el sentido. Cuando nos hagamos cargo de la Ciudad y del transporte público vamos a aplicar los criterios que aplicamos a la hora de administrar y gestionar dicho servicio en la Nación. Con los trenes y los aviones cada vez hay más frecuencia, más equipos y cada vez más pasajeros y más destinos.
El subte tiene menos frecuencias, menos pasajeros y un boleto cada vez más caro. Lo que está haciendo Mauricio Macri es expulsar a la gente del subte. Desde que aumentó el boleto, 150 mil personas cambiaron el subte por el colectivo para ahorrar un poco de dinero.
Nosotros queremos que haya una red de transporte interconectada entre los trenes, los subtes y los colectivos. Que uno pueda tener un boleto único que pueda comprar un abono mensual, como en otras ciudades del mundo donde se viaja en cualquiera de los medios de transporte que estén conectados entre sí. El Metrobús al principio parecía que era piola, pensado a favor de los trabajadores que viajan en colectivo y, en realidad, es para contener a la gente que poco a poco va expulsando del subte, que es la herramienta para mejorar el tránsito en la superficie.
A comienzos de la década pasada la Ciudad estaba gobernada por el progresismo con Aníbal Ibarra, y esta última etapa hubo un gobierno de derecha: ¿Qué cree que cambio? ¿Hubo un giro ideológico del electorado?
No creo que haya sido un cambio ideológico en el electorado, si hay un giro ideológico del gobierno, como bien decías ahora hay un gobierno de derecha. Tiene que ver con que nos ha faltado una buena política de comunicación de nuestras propuestas, de las ventajas de nuestro proyecto.
Además el PRO ha tenido la ventaja de gobernar una ciudad en un país muy rico, en un país que crecía, que desbordaba bienestar. Muchas veces los porteños que están cada vez mejor, creen que están así porque Macri gobierna bien. En realidad, están mejor porque tienen trabajo, un buen salario, porque se pueden comprar un auto, están mejor por las políticas nacionales que también llegan a la Ciudad de Buenos Aires.
A usted lo ubican como el candidato más cercano al gobierno nacional, ¿cree que es así? ¿Este posicionamiento es positivo o negativo?
Para mi es sumamente positivo y voy a trabajar para que la mayoría de los porteños entiendan que es lo más conveniente. Porque siempre es mejor tener un gobierno que tenga la capacidad de llevarse bien con el gobierno nacional cosa que no ha tenido la gestión macrista.
También, porque las políticas que lleva adelante el gobierno nacional trasladadas a la Ciudad de Buenos Aires harían que todos vivamos un poco mejor, porque éstas políticas no son para un sector. La verdad que los 40 millones están mejor o la gran mayoría; incluso los que no votan al kirchnerismo están mejor que hace 10 años. Hay más fábricas, más trabajo, mejores salarios, los centros turísticos se llenan más que nunca, quiere decir que todos estamos un poquito mejor y si esas mismas políticas que hacen que estemos mejor en la Argentina las llevamos a la Ciudad de Buenos Aires, vamos a vivir mucho mejor los porteños. “Podemos vivir mejor”, decimos nosotros.
Hace poco fuiste papá nuevamente, ¿cómo es llevar adelante una campaña de esta magnitud y la paternidad?
Es más fácil llevar una campaña que un hijo de un mes. (Risas) En serio, con un poco más de sueño, con un poco más de cansancio pero con más felicidad. A uno lo motiva. La verdad es que esa semana en la que me propusieron ser candidato y nació mi hijo fue la más feliz del mundo. En la misma semana me entere de todo y yo estaba exultante. Puede ser la sumatoria de las cosas.
Con respecto a la causa judicial, que se inició en el 2008, por el intento de soborno que recibió para la resolución el conflicto con los Tickets Canasta, ¿en qué estado legal está?
Está transitando un largo proceso, como la Justicia nos tiene acostumbrados cada vez que se persigue a alguien poderoso. Hay que explicar que los Tickets Canasta se pagaban como parte del sueldo, un pago en negro. Había tres empresas que emitían esos tickets, que facturaban decenas de miles de millones por año. Era un negocio muy grande que se les cortaba.
La causa se está tramitando. En un momento, los empresarios, que habían intentado sobornarnos a mi padre y a mí, habían pedido una ‘probation’. Se les concedió, pero luego la Cámara de Casación lo revocó porque consideró que había elementos suficientes para que reciban una condena. Ahora estamos esperando el juicio oral que todavía no empezó. Espero ir a declarar y recordar todo porque fue hace mucho tiempo. Pero cada tanto algún periodista me lo pregunta así que lo tengo bastante fresco. Aparte, porque fue una situación muy incómoda, muy tensa. Yo era un simple asesor en la Cámara de Diputados.
Es horrible que te pongan en una situación tan incómoda y no sabes cómo reaccionar, a nosotros nos salió filmarlos. Me acuerdo que habían puesto una cámara oculta en la biblioteca, detrás de mí, entonces vino un intermediario a ofrecer y lo grabábamos. Pero los abogados decían: “No, tiene que venir alguien de la empresa, no queda demostrado que son los empresarios de los Tickets Canasta”. Hasta que finalmente les dije que tenía que venir alguien que represente a la empresa de verdad y vino. Ese día, por las dudas, me pusieron una cámara oculta en la corbata, por si me sacaban de mi oficina. Efectivamente, llegaron y me dijeron: “Vamos a otro lado”. Yo le decía quedémonos acá, porque yo sabía que estaba mejor la cámara de la biblioteca. Yo había ensayado un poco con la corbata pero era difícil. Insistieron y nos fuimos a un bar, y nos pusimos a hablar. Yo no podía inducirlos, tenía que dejar que ellos espontáneamente me ofrecieran el dinero. Tomamos todos los recaudos: hubo abogados que me asesoraron y la cinta de filmación estaban certificada por un escribano que era virgen.
Finalmente hicieron la propuesta, había tres propuestas: una de cajonear la ley, otra de cambiarle un artículo y otra de 20 millones de dólares si presentábamos un proyecto de ley que ellos querían. Este último buscaba que se pague el aguinaldo también con ticket canasta, lo que significaba multiplicar el negocio. Cuando terminaron de decir eso yo me quería ir. Sentía algo que se movía en la cintura, pensé que se me había caído el aparatito y no quería que se me note. Al final, era el celular. Estaba muy nervioso y salí corriendo, dije: “Bueno, bueno, después les contesto” y me fui. Cuando pusimos el casete se les veía la panza nada más, hablaban y hablaban durante un minuto y solo se veía la panza. Hasta que de repente yo me debo haber tirado para atrás y se le ve la cara.
En conclusión, cuando alguien nos intentó sobornar, fuimos a la Justicia con pruebas y los denunciamos.
¿Qué opinión tiene sobre precandidatos como Martín Lousteau o Graciela Ocaña, que estuvieron dentro del gobierno y que ahora se postulan desde la oposición?
Nunca estuvieron convencidos del proyecto. Fíjate que se fueron cuando parecía que el gobierno se terminaba. Sólo estaban por conveniencia personal, más que por convicción política. Creo que no tienen un proyecto político en el cual crean sino que están ahí por conveniencia personal, van pasando de un partido al otro, se juntan y se separan. Nosotros seguimos dentro del mismo proyecto político en las buenas y en las malas. Y en las malas mucho más, como dice la canción.