domingo, 16 de diciembre de 2012

"La ley del Negacionismo no es ninguna jarana!" CANCION De FRANCISCO ALVERO, EL JUGLAR


 


"La ley del Negacionismo no es ninguna jarana!" 



CANCIÓN 

De FRANCISCO ALVERO, EL JUGLAR




 "...Y VAMOS A BAILAR Y ENTONAR NOMAS,
UN CANTO DE JARANA, 
SI, UNA MARINERA LIMEÑA 
POR LA DEMOCRACIA Y LA LIBERTAD DE PENSAMIENTO…"


 La ley del Negacionismo, ay, ay, ay, ay
Ay, no es ninguna jarana, es abierta censura
Ya no se puede creer! como oprimen la libertad!

De opinar, pensar y actuar, ay, ay, ay, ay
Como cualquier ser humano, contra la voz oficial
Por eso nos oponemos, ay, ay, ay, ay
Con coraje y con valor, contra esa arbitrariedad
Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, de esta ley antipopular

Es anti pueblo, madre!
Es anti patria, ay, ay, ay, ay!
Por que siempre al de abajo, siempre lo callan?
Ay, ay, ay, ay, ay
Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, al pobre siempre lo callan
Ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, ay, pero eso se acaba!

A RESBALAR!

Por designio de los medios
… zumban que zumban, que zumban, que zumban ah!
Llamados cuarto poder, zumban ah!
A todos nuestros derechos
… Trinan que Trinan, que Trinan, que Trinan oh!
No los vamos a perder! Trinan Oh!

Hoy el pueblo está conciente
Que la batalla es el sol
La cultura la trinchera
Contra la dominación

Negacionistas son ellos
Que niegan la rebelión
La rebelión de los pueblos
Hacia la revolución

No niegan sus privilegios
Pa seguir robándonos!
Mas niegan su cobardía
De querer acallarnos!

Zumba ya la zarakua
Trina que trina, que zumba la oh!

Zum…  pero eso ya se acabó!

FUGA!

Los terroristas son ellos
Estado y transnacionales
Quienes nos causan los males
Y nos culpan de todo

Ayer fue el doce de octubre
La conquista y la ambición
Hoy son las transnacionales
Las invasoras de hoy

La ley del negacionismo
Es su santa Inquisición
Persiguiendo compañeros
Matando y encarcelándolos!

Negadores compulsivos
Son ellos, nosotros no!
Por codicia y ambición
Sufrimos ayer y hoy!

Con esta ley anti ley
No nos quieren permitir
Decir que existe otra historia
La que ellos quieren prohibir!

Demostramos en los hechos
Que tenemos nuestra voz
Es la del Perú profundo
Que grita liberación

Desde aquel tawantinsuyo
Contra el imperio español
Que venimos resistiendo
Una y otra y otra invasión!

Cuando niegan el disenso
Niegan reconciliación
Niegan solución política
Niegan tener corazón

Su corazón sigue en guerra
El de nosotros ya no
Somos la gente del pueblo
Sus enemigos ya no!

Ya no, ya no, ya no! sus enemigos ya no!
Somos, somos, somos. Hermanos somos!







DENTRO DEL GRUPO DE NARRACIÒN HAS TENIDO CONTACTO CON GENTE QUE HA PARTICIPADO EN ELPERIODO DE LA VIOLENCIA POLÌTICA.

Yo no hablo de violencia. Nos hemos olvidado que vivimos en un país en el que siempre ha habido enfrentamientos armados. Desde el Imperio incaico y de allí en adelante se suceden las rebeliones, las luchas por la Independencia, la guerra con Chile, las montoneras, y el siglo XX que está lleno de levantamientos. Me da asco cuando escucho que el peruano es pacífico.

¿CUÀL FUÈ EL ERROR DE SENDERO LUMINOSO? ¿GANARSE EL RECHAZO DE LOS CAPESINOS Y FINALMENTE TERMINAR SIENDO EXPULSADOS DE LAS ZONAS RURALES?

No, no es así. Yo estaba acá en el Perú, con Juan José Vega, el historiador, en el momento en el que apareció la noticia de que el PCP-Sendero Luminoso había iniciado la lucha armada. Y recuerdo que él me dijo: “Han levantado la tapa de una marmita en plena ebullición”. Desde el Virreinato ha habido luchas entre las comunidades por linderos; nunca se resolvió ese problema. Todavía no se tiene una idea clara de lo que ha pasado. Es muy complicado. Lo otro: no por ser campesino se es bueno. No es que justifique. Pero la impresión de que el pobre es bueno y el rico es malo no es cierta. Unos se aliaron a los militares y otros a Sendero. La guerra de la Independencia ha sido una guerra entre campesinos. Esa ha sido la historia del Perú.

CASI TODOS LOS QUE TE ENTREVISTAN TE PREGUNTAN CUÀL ES LA IMPRESIÒN SOBRE ABIMAEL REYNOSO, AL QUE CONOCISTE DESDE U JUVENTUD EN AREQUIPA. LO DE REYNOSO ES PURA COINCIDENCIA, ¿NO?

Sí, él es hijo de Berenice Reynoso, de Sicuani. Yo ya vivía en Lima, era profesor en La Cantuta e iba de vacaciones a Arequipa. Allí había un grupo que sacaba una magnífica revista que se llamaba Hombre y mundo. Yo me juntaba con ellos. Él escribía ahí. Abimael era muy amigo de mi hermano. Después lo encontré enla universidad de Huamanga.

¿CÒMO LO RECUERDAS?

Como un joven muy inteligente. Despertaba la atención de la gente por su forma de hablar, por sus análisis. Era un gran lector. Yo hablaba con él de Proust, de Joyce y de música clásica. Una vez en un reportaje dije que era humanista y Faverón me armó un escándalo. Una cosa es ser humanista y otra humanitario.






CONTRA LA PERSECUCIÓN POLÍTICA EN EL PERÚ; CONTRA LA PROSCRIPCIÓN DEL MOVADEF  


base argentina
El Comitè Antiimperialista (Catalunya) desea expresar su solidaridad con el
MOVADEF peruano y con su lucha por los derechos fundamentales del Pueblo y por la
amnistía general, condiciones ineludibles para una verdadera reconciliación nacional.
En esta línea, nos sumamos a la exigencia de puesta en libertad de los Drs. Crespo y
Fajardo, abogados del MOVADEF detenidos por el Gobierno reaccionario de Oyanta
Humala, fiel lacayo del Imperialismo (principalmente estadounidense).
 El Estado peruano se ha servido del agotamiento y descomposición del anterior
ciclo revolucionario avanzado (concretado en ese periodo como Guerra Popular), para
agudizar y profundizar todavía más en la extorsión laboral al proletariado peruano, en
el despedazamiento de las riquezas nacionales, en la entrega y transferencia de fuerzas
productivas, así como en el desmantelamiento de cualquier sombra siquiera mínima de
libertades políticas o derechos sociales.
 En materia de libertades, la bota parasitaria militarista ha hinchado el pecho tras la
derrota de la Guerra Popular, poniéndose a proscribir ideas y a criminalizar y perseguir
peruanos en función de ideas. La ilegalización de organizaciones, la exclusión de
asociaciones y candidaturas en relación a procesos electorales, y el etiquetado jurídico
de los sujetos políticos -individuales o colectivos- como “terroristas” o “apologéticos
del terrorismo”, significa la retrotracción de la vida social a un estadio inquisitorial
que no hace reconocimiento de la complejidad estructural-sociológica peruana y, en
tal grado, de la complejidad de intereses y posicionamientos políticos, pretendiendo,
en cambio, abolir por decreto las contradicciones sociales y su expresión política.
Este intento de encofrar y sellar la realidad bajo moldes “ideales” estrechamente
exclusionistas, no puede ser más que una Ilusión, cuyo efecto bien real, sin embargo, es
el de bloquear las perspectivas de reconciliación nacional al desterrar a buena parte del
Pueblo peruano al extramuros de la estructura política normativa.
 En materia de derechos sociales, el Pueblo peruano asiste hoy al desguace de toda
estructura “social-reproductiva” siquiera embrionaria (asistencia, educación, sanidad,
protección de la riqueza nacional en concepto ecológico-cultural…) a la par que la
explotación es intensificada e incrementada. Este proceso, vestido del mítico “neo-liberalismo” o de “globalización”, no es en el fondo más que el reflejo de la capacidad
y necesidad que hoy el imperialismo tiene de afianzarse en sectores de su dominio
clásico mientras se abre paso en nuevos “nichos de Valor”. Se trata de una dinámica
concentradora de plusvalías que, contra la cantinela del “neo-liberalismo”, de ningún
modo se opone a la “razón de Estado” ni la debilita o la suspende. Es, en cambio, la
expresión, en el nivel de las relaciones internacionales, del preciso carácter de clase del
Estado peruano, cuya burguesía burocrático-comercial prospera a través de su gestión
sobre inversiones e importaciones, armando y fortaleciendo, dialécticamente, a su
aparato político-militar, jurídico, administrativo, minero extractivo y de transformación
y refinado de recursos.
 El Comitè Anti-Imperialista no es ingenuo: sabemos que la existencia y desarrollo
de libertades civiles y políticas es un fenómeno estrecha y delicadamente unido a la
cuestión del Poder y al carácter del Estado. No puede haber libertades populares de
ningún tipo en contextos semi-coloniales, donde el organismo estatal y su jurisdicción
son un conducto de colosales centros imperialistas exprimidores de la nación. Como se
somete a la población a la miseria, a la alienación operativa respecto de la materia social
y natural, a la exclusión y a toda clase de privaciones, la superestructura institucional
está determinada a fascistizarse. La cesión de cualquier pequeño respiradero de
ejercicio de libertades, podría abrir la caja de truenos y “degenerar” en consecuencias
imprevistas. Para seguir exprimiendo a la nación, hay que licuar celosamente su poder
social.
 Es por esto que la lucha por los derechos y las libertades no puede ser abordada
más que como dimensión de la lucha por la Soberanía y por la independencia.
Contra cualquier paradigma reivindicativo o economista-sindicalista, Soberanía e
independencia son los presupuestos para libertades formales cualesquiera; el contenido
está, a priori, determinando la forma (observemos, sin ir más lejos, España y la
correlación galopante entre profundización de la condición semi-colonial del país y la
fascistización de los organismos, leyes y contingentes estatales).
 Pero, dialécticamente, es cierto también que coronar la larga andadura del combate
por la independencia política no podrá darse jamás sin empezar desde ya a doblegar
la barrera inmediata de impedimento jurídico-policíaco-penal a la constitución del
Pueblo en tanto que actor político y por ende a la acumulación de fuerzas. Es desde esta
comprensión dialéctica, donde la cuestión del Poder y la cuestión de las condiciones
de ejercicio político se revelan ambas en su realidad unitaria, que el Comitè Anti-Imperialista hace suyo el actual frente de combate del MOVADEF en la presente etapa
de lucha de clases en Perú.
¡DERECHOS FUNDAMENTALES, AMNISTÍA GENERAL, CONSTITUCIÓN 
DE BASES REALES PARA LA RECONCILIACIÓN NACIONAL!
¡CESE DEL HOSTIGAMIENTO AL PUEBLO Y A SUS ORGANIZACIONES! 
¡CESE LA ILEGALIDAD, LA PERSECUCIÓN DE IDEAS Y LA LEY DE 
“APOLOGÍA DEL TERRORISMO”!
¡POR LA RECONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LAS FILAS DEL PUEBLO! 
SALVO EL PODER, TODO ES ILUSIÓN 
COMITÈ ANTIIMPERIALISTA (CATALUNYA)
En Barcelona, 3 de junio de 2014




En Perú marcharon los periodistas contra la ley del Negacionismo


Los periodistas peruanos levantaron su voz de protesta contra los intentos del gobierno del presidente Ollanta Humala de limitar, recortar o coactar su función informativa y de opinión, para lo cual el Congreso de la República tiene para aprobación el Proyecto de Ley del Negacionismo, un engendro burocrático y esencialmente regimentador de la libre expresión, cuyos alcances afectarían a toda conciencia libre del Perú. Los periodistas coincidieron que no admiten que a los ciudadanos de Perú se les indique cómo deben pensar, opinar o informar sea cual fuere la causa en la que pretenda fundamentarse ese régimen.
A esta marcha asistió, el decano crpl Óscar Olórtegui Chávez, la Federación de Periodistas del Perú, Colegio Regional de Periodistas de Lima, la Asociación de Periodistas del Perú, Club de Periodistas del Perú, Fundación Ética Periodística, el Colegio Latinoamericano de Periodistas COLAPER con su representante Geomar Pacheco, Asociación de Periodistas y Locutores del Perú.
Los dirigentes agradecieron a todos los periodistas presentes, medios de comunicación, público en general por su valioso apoyo  y expresaron que fue un éxito total la marcha por la libertad de prensa y verdad.
Se conoció que el próximo lunes a las 12:00 darán una conferencia de prensa en el Parlamento Nacional.

La Penalización del negacionismo y el MOVADEF como factor mediático de su origen:

Definitivamente, solo Dios y los imbéciles no se equivocan, no obstante considero que una propuesta jurídica o acto gubernamental serio, de lo que menos debe preocuparse es de presión mediática alguna, lamentablemente en nuestro país se vienen aprobando normas o proyectandose algunas, lesionándose lineamientos básicos de la doctrina jurídica.

Así mediante el presente, trataré de esbozar criterios concretos bajo los cuales, el Proyecto de Ley Nº 1464/2012-PE (que incorpora el artículo 316-A al Código Penal para sancionar a quienes aprueben, justifiquen, nieguen o minimicen delitos cometidos por integrantes de organizaciones armadas calificadas de terroristas "establecidos en sentencia judicial firme", en adelante “Ley del Negacionismo”); constituye un error jurídico y ofensa a la magistratura del Derecho Penal y Constitucional, así como un serio indicador de la Asesoría Jurídica que tiene el Poder Ejecutivo.

La iniciativa reprime con pena de cárcel entre cuatro y ocho años a quienes mediante acciones públicas enaltezcan al responsable de acciones terroristas, estimulen la violencia, hostilicen a las víctimas o realicen adoctrinamiento, según el proyecto del Ejecutivo, dicha norma se justifica principalmente en:

1. Que, la libertad de ideas no puede afectar la paz social ni "generar un clima de opinión a favor del terrorismo".

2. Que, "no se puede permitir que por una concepción errada de la libertad de expresión se menosprecie y lesione la dignidad de un grupo social afectado por los actos terroristas".

3. Que, la propuesta se dirige a quienes afecten el sistema democrático y que por ello "no vulnera el derecho fundamental a la libertad de expresión".

4. Que, según el Tribunal Constitucional "no existen derechos fundamentales absolutos".


Del factor mediático.

El proyecto de Ley bajo análisis ha sido la primera respuesta del gobierno a tratar de frenar en parte la avalancha mediática propugnada tanto por la prensa responsable como por la oposición del actual gobierno (nada nuevo en nuestra realidad política nacional), a razón del accionar solapado y peligroso del MOVADEF, organización dirigida por ideólogos y miembros del Grupo Subversivo Sendero Luminoso, que a suerte de falsificadores de la historia, tiene entre sus lineamientos hacer una extrema justificación de la ideología propugnada por su líder Abimael Guzmán Reynoso la cual trajo consigo un saldo trágico de cerca de treinta mil seres humanos asesinados, siendo uno de sus máximos representantes Alfredo Crespo (ex presidiario sentenciado por terrorismo y abogado defensor del autodenominado “Presidente Gonzalo”)

Partamos por indicar, que esta clase de accionar, no es única en el mundo; por el contrario, existe una sarta de imbéciles que como Crespo se consideran “revisionistas históricos”, así tenemos por ejemplo a David John Cawdell Irving (Inglaterra) para quien Hitler es un buen hombre que hizo lo correcto y que el genocidio practicado por este profeta del odio (como acertadamente lo ha descrito Gonzalo Portocarrero) no existió, sino que es producto de un fraude, incluso niega que hayan existido sus métodos para el exterminio masivo, como las cámaras de gas o campos de exterminio; pobre imbécil que como un estafador de la historia sería capaz de negar la existencia del sistema jurídico de configuró el tercer Reich para dar legitimidad a estas aberraciones. En esta conducta de locura se encuentran otras personas como David Hoggan, Ernst Zündel, Joseph Burg, David Cole, Robert Faurisson, entre otros hijos de puta.

Ahora bien, “en los últimos tiempos, el Derecho penal ha experimentado un fenómeno de crecimiento, pasando a intervenir ha ámbitos que no habían sido hasta ahora objeto de regulación penal, mediante la introducción de nuevos tipos penales en el código penal o leyes especiales, así como, ampliando los supuestos típicos donde este ya había intervenido o una agravación punitiva de tipos tradicionales. Dicho de otra forma, se están endureciendo las penas, y se plantea la introducción de nuevas sanciones. Así también, se distingue la reducción de garantías procesales en aras de una mayor “eficacia” global en la persecución del delito. A este fenómeno se le denomina “expansión del Derecho penal” (1)

Así, el proyecto de ley de negacionismo presentado y defendido por el ejecutivo, además de ser un ejemplo de esta irresponsable tendencia, constituye a nivel jurídico un craso error, ya que sus lineamientos, en el extremo de tipología penal, se encuentran regulados en el artículo 316 del Código Penal en materia de apología del delito de terrorismo, que prescribe:


“El que públicamente hace la apología de un delito o de la persona que haya sido condenada como su autor o partícipe, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años. (…) 2. Si la apología se hace de delito de terrorismo o de la persona que haya sido condenada como su autor o partícipe, la pena será no menor de seis ni mayor de doce años. Si se realiza a través de medios de comunicación social o mediante el uso de tecnologías de la información y comunicaciones, como Internet u otros análogos, la pena será no menor de ocho ni mayor de quince años; imponiéndose trescientos sesenta días multa e inhabilitación conforme a los incisos 2, 4 y 8 del artículo 36 del Código Penal.” (2)

Como se puede apreciar el proyecto incluso disminuiría la pena, lo cual resulta otro desatino descomunal que acarrería incluso problemas de interpretación, entendiendo el principio de indubio pro reo reconocido constitucionalmente.

De los derechos fundamentales y la lógica jurídica como su eje:

Si bien es cierto los derechos fundamentales como el de Libertad y de Expresión, no son absolutos, el criterio delimitador de su relatividad, debe enmarcarse dentro de la lógica jurídica de su bloque de constitucionalidad, es decir de la leyes especiales que los regulan o garantizan.

En tal sentido, “así como existe un deber del Estado de proteger los derechos fundamentales –que no son derechos absolutos– también está en la obligación de tutelar otros bienes constitucionales, tales como la protección de la población de las amenazas contra su seguridad (artículo 44º de la Constitución), frente a actos que conllevan a la comisión de delitos tan graves como el de terrorismo”(3) , pero ello no quiere decir que para tal efecto se deben desnaturalizar los procedimientos jurídicos, como aferrarse a la tendencia de la expansión del derecho penal, que parte por negar el carácter de ultima ratio que tiene o ampliando los supuestos típicos donde este ya había intervenido.

Bajo este contexto, si bien la libertad de ideas no puede afectar la paz social ni "generar un clima de opinión a favor del terrorismo" y por otro lado "no se puede permitir que por una concepción errada de la libertad de expresión se menosprecie y lesione la dignidad de un grupo social afectado por los actos terroristas", son los sectores del poder ejecutivo los llamados a desarrollar políticas administrativas que garanticen el ejercicio regular de estos derechos; por ello los ministerios y las entidades públicas ejercen sus funciones en respuesta a una o varias áreas programáticas de acción, las cuales son definidas para el cumplimiento de las funciones primordiales del Estado y para el logro de sus objetivos y metas, conforme lo establece la Ley Nº 29158.

Entonces, estando regulado el delito de apología ¿la actividad del MOVADEF no es un problema educativo y de seguridad nacional?: consideramos que si. ¿Es un problema de persecución penal? definitivamente, consideramos que no.

Por ello, acaso el sistema educativo del país, no es el primer sector llamado a evitar que jóvenes sin experiencia directa de la guerra que desató Sendero Luminoso, puedan concebir a Abimael Guzmán como una víctima del sistema a quien se debe admirar o defender?

¿Acaso el sector educativo, no está llamado a hacer entender a ésta juventud actual que los militantes de sendero luminoso no pueden ser considerados prisioneros de guerra pues ellos eran los primeros cobardes que mataban por la espalda y violaban las convenciones de Ginebra en los campos de batalla?

 Por su puesto que sí, curricularmente a través de cursos como realidad nacional, literatura, filosofía; por ejemplo buena medida sería difundir obras a fines como la denominada “Profetas del Odio: raíces culturales y liderazgo de Sendero Luminoso” Fondo Editorial de la PUCP, 2012 de Gonzalo Portocarrero, la cual consideramos un serio aporte al problema.

Por otro lado, a nivel organizacional, la selección docente además de exigir la incolumidad de los antecedentes de los profesores debe exigir un orden de evaluación meritocrático. Lamentablemente en la tierra del Inca, de Mariátegui y de un Nobel; aún los solucionarios de examen docente se venden a destajo antes de que este se lleve a cabo, aún hay imbéciles que como crespo enseñan en universidades y bajo so pretexto de ser “trabajadores nombrados” no se les puede destituir. En este extremo hasta el Poder Judicial debe aceptar que muchas veces manda a reincorporar trabajadores de comprobada trayectoria senderista.

En igual modo ¿acaso el Sector del Interior, no es el llamado a garantizar que esta clase de “ideólogos” o profetas del odio, estén debida y meticulosamente vigilados, en lugar de hacer reglajes innecesarios y que solo obedecen a intereses particulares y no nacionales? Por supuesto que si.

Pero no, en nuestro país así como en otros, los problemas sociales se pretenden solucionarlos con emitir leyes que penalicen supuestos que a pesar de estar regulados penalmente, tranquilamente pueden ser atendidos con una función administrativa, por otro lado como si el Poder Judicial fuera una institución que no tiene carga procesal; el colmo en verdad.

Señores, decir que Uchuracay, Vilcashuaman, Lucanamarca, Acobamba, Cayara, Tarata, los asesinatos de sacerdotes como Víctor Acuña, de magistrados como César Ruiz Trigoso (luego de dos días de sentenciar a Morote), de periodistas como Bárbara Daquile que se dedicaba a documentales naturales y otras personas socialmente destacables, no son actos terroristas, es una locura que solo puede ser enfrentada con ideas sólidas y responsables, no populistas.

La correcta y responsable cultura legislativa es la que trasciende, no la que aspira aliviar un factor mediático.

Si el problema MOVADEF e instituciones a fines no se enfrenta mediante un sistema educativo responsable y de Inteligencia, grupos extremistas, podrían convertirse en el mejor semillero de jóvenes delincuentes, como Sonia Rosas Córdova “Camarada Karina” quien era una de las principales piezas en el aparato dinamitero que azolaba la ciudad limeña a fines de los 80’s.

El ejecutivo a través de políticas claras debe ser fuente de una juventud generacional de ideas, no de una juventud que sea borrega del consumo.

Nuestro sistema educativo debe afianzar en la psiquis de nuestros jóvenes y adultos que en una verdadera noción de democracia, no se puede transformar a tu pueblo matándolo, que la revolución no solo supone el uso de armas y que las bibliotecas, museos, teatros, centros de investigación y universidades no pueden prosperar al lado de campos de concentración o con el aporte de personas que conforman organizaciones como el MOVADEF o que están en su línea ideológica.

Partamos por difundir a nuestra juventud, que el MOVADEF y sus lineamientos son inviables, pues el indulto supone el perdón, la amnistía el olvido; y ambos por una noción humana, no puede darse a delincuentes - enemigos de la sociedad, que a pesar de habernos hecho daño y estar presos, aún son un peligro, pues llevan odio en su corazón, no están arrepentidos.

Finalmente, si bien es cierto desde el punto de vista metodológico - jurídico el proyecto de ley del Negacionismo es observable, si hay que acudir a  su aprobación como medida desesperada para no perder otra generación y evitar el infierno vivido a causa de Sendero Luminoso, hay que aceptar esta medida; exigiendo el cabal cumplimiento de los operadores administrativos y jurisdiccionales.
............................
(1) Al respecto, Gracia Martín sostiene que: “el Derecho penal moderno tiene ante todo una dimensión clara y manifiestamente cuantitativa que se traduce en una importante ampliación de la intervención penal y, por ello, en un relevante incremento de su extensión actual en comparación con la que tenía en el momento histórico precedente. Se observa además por algunos, que esta ampliación tiene el aspecto de una tendencia que parece no encontrar límites. Por ello, son muchos los autores que, al evaluar la trascendencia del Derecho penal moderno para el conjunto del sistema consideran que, en el momento histórico actual, cabría hablar de la existencia de un movimiento de expansión del Derecho penal”. GRACIA MARTÍN, Luis. Prolegómenos para la lucha por la modernización y expansión del Derecho penal y para la crítica del discurso de resistencia. Valencia: Tirant Lo Blanch, 2003, p. 58

(2) Artículo 316 del Código Penal modificado por el Artículo 2 del Decreto Legislativo N° 982, publicado el 22 julio 2007, cuyo texto es el siguiente: “Apología: El que públicamente hace la apología de un delito o de la persona que haya sido condenada como su autor o partícipe, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de uno ni mayor de cuatro años. 1. Si la apología se hace de delito previsto en los artículos 152 al 153-A, 200, 273 al 279-D, 296 al 298, 315, 317, 318- A, 325 al 333; 346 al 350 o en la Ley Nº 27765, Ley Penal contra el Lavado de Activos o de la persona que haya sido condenada como su autor o partícipe, la pena será no menor de cuatro ni mayor de seis años, doscientos cincuenta días multa, e inhabilitación conforme a los incisos 2,4 y 8 del artículo 36 del Código Penal. 2. Si la apología se hace de delito de terrorismo o de la persona que haya sido condenada como su autor o partícipe, la pena será no menor de seis ni mayor de doce años. Si se realiza a través de medios de comunicación social o mediante el uso de tecnologías de la información y comunicaciones, como Internet u otros análogos, la pena será no menor de ocho ni mayor de quince años; imponiéndose trescientos sesenta días multa e inhabilitación conforme a los incisos 2, 4 y 8 del artículo 36 del Código Penal.”

(3) TRIBUNAL CONSTITUCIONAL: PLENO JURISDICCIONAL 003-2005-PI/TC

(4) Algunas de las imagenes han sido tomadas de La Revista Caretas Edicion Especial "El PErú en los tiempos del Terror: La Verdad Sobre el Espanto" que desde luego recomendamos.


Perú: ¿Ley de Negacionismo o Colonización de la Memoria Histórica? 

por José Suarez Danós  29 de Agosto de 2012 

  •  
Uno de los pocos estudios sobre subversión en el PerúWeb
Penar el negacionismo en América resulta controversial, pues sujetaría el pensamiento o la opinión al mandato de una ley. En el Perú se quiere hacer esa innovación penando el negacionismo sobre el terrorismo; pero este tiene muchas aristas.
Juan Jiménez Mayor es el controversial primer ministro del presidente Ollanta Humala, que haría del Perú el primer país del continente en penar el pensamiento y opinión libres.
El ministro ha propuesto una infeliz “Ley de Negacionismo” que sancione penalmente a todo ciudadano peruano que niegue que las agrupaciones “Sendero Luminoso” (“SL”) y “Movimiento Revolucionario Tupac Amaru” (“MRTA”) llevaron a cabo actos de terrorismo (1).
Tuvo además el desliz de incluir en su propuesta el término “subversión” cual sinónimo de “terrorismo”, hecho que sin ser negativo en sí, obligaría sin embargo que el alcance de “la ley” englobe a extranjeros –como veremos adelante-.
La controversia además ya comenzó cuando obvió proponer para la misma “ley” los actos de terrorismo llevados a cabo por gobiernos del Perú desde 1980, estableciendo con ello la dicotomía “terrorismo malo” y “terrorismo bueno”.
Todas esas ligerezas hacen presumir que en realidad lo que en el fondo pretende “la ley” es estigmatizar a todas las corrientes políticas progresistas sometiéndolas al escrutinio de una “santa inquisición” del terrorismo.
El dislate que Jiménez pretende “legislar” obliga a conocer que el negacionismo es una corriente filosófica, como tantas existentes dentro del ámbito del libre pensamiento.
En su definición más elemental “es la distorsión ilegítima del registro histórico, de tal manera que ciertos eventos aparezcan de forma más favorable o desfavorable”.
Deborah Lipstadt dice del negacionismo que “no es necesario perder el tiempo o el esfuerzo en responder a las alegaciones de los negacionistas; sería un nunca acabar de responder a los argumentos planteados por los que libremente falsifican los resultados”.
Pero en el país existen innumerables ejemplos de negacionismo desarrollados no sólo por personas o grupos de ciudadanos, sino principalmente por gobiernos de la nación.
Y en ellos los casos específicos de “la subversión” y “el terrorismo” a partir de 1980, merecen una mención especial.
Un peruano cualquiera tendría que estar fuera de juicio para negar los actos de terror desarrollados en el Perú por “SL”, el “MRTA” y el Estado también.
Pero más aún lo debe estar, si es que considera como inconexas su gran logística y su acción de terror a nivel nacional, con la nada oculta subversión foránea que apoya éstas.
Prueba de ello sería lo afirmado por el investigador ruso Daniel Estulin que en el atentado terrorista de Tarata (Miraflores, Lima, Perú, 1992), la DEA proporcionó una bomba de uranio empobrecido que permitió que la explosión fuere de esa  magnitud (2).
El negacionismo en el Perú sobre subversión y terrorismo es en gran parte obra de los tratadistas llamados “senderólogos” y de los medios de comunicación social.
Estos centraron esfuerzos sólo en describir con morbo “el terrorismo”, desdeñando ahondar en “la subversión” que fomentaba esos actos.
Uno de los pocos en profundizar este aspecto fue el sociólogo peruano Washington Huaracha Apaza (Andreo Matías), con su estudio “CIA, Sendero Luminoso, Guerra Política”, publicado en 1986 en Lima (3).
Y comprender la subversión y el terrorismo en el Perú implica remontarse a la “etapa macartista” de la política de los EE.UU. encaminada a perseguir todo aquello que estuviese relacionado con  el comunismo y socialismo, o con la ex URSS y China.
Uno de los métodos utilizados por los EE.UU. para tal fin fue la agresión subversiva con movimientos de “falsa bandera” denominados “comunistas” –“leninistas” o “maoístas”- para desarrollar guerras políticas sanguinarias que crearan el repudio ciudadano en el mundo contra la doctrina marxista.
Inteligencia peruana encargada de seguir de cerca las acciones de la CIA alertaba ya en 1977 sobre una “guerra de baja intensidad” que ésta alistaba contra el país por su identificación con el socialismo del ex presidente Juan Velasco Alvarado (1968-1975).
“SL” y el “MRTA” sólo habrían sido el logro a tales esfuerzos, así se insista en entrever sus supuestos orígenes “nacionales”.
“Sendero Luminoso v.1.0” (1980-1994) fue la copia fiel en el Perú de la organización subversiva “Khmer Rouge” que diseñó EE.UU. para Camboya, la cual dirigida por Pol Pot llevó a cabo en 1975 un genocidio en ese país con banderas de “comunismo”.
Pero “Sendero Luminoso v.2.0” (2006-2012) no sería sino el fruto de la connivencia de los gobiernos neoliberales de Alejandro Toledo y Alan García con el gobierno de los EE.UU. de George Bush.
En Junio 2006 en circunstancias de un orden interno estable y un país sin alteraciones, extrañamente el diario peruano “Expreso” cambió ese status al “informar” sobre una presunta “reaparición senderista” –la fuente anónima se conjetura fue USAID-.
La falta de respuesta ante tal “anuncio” de parte del presidente Toledo y su primer ministro Kuczinsky a un mes de dejar el gobierno, evidenciaría el complot de éstos.
Más lo evidenciaría la decisión de Alan García en Agosto 2006 que sin razón estratégica alguna y sin informar a la ciudadanía, militarizó la región del VRAE y autorizó la presencia de USAID, DEA y el Comando Sur de los EE.UU. en esos valles cocaleros.
“Sendero Luminoso v.2.0” reapareció ahora con una renovada faz “maoísta-narcotraficante” y con tácticas homicidas “mexicanizadas” al modo de los carteles de drogas, también achacadas al terrorismo que se quiere penalizar.
Se reiniciaba de este modo la injerencia de Washington con el viejo “juego de roles” en el que la “ayuda extranjera de EE.UU.” asume “el rol narcotraficante y contra-narcotraficante” –que da réditos- mientras que “el rol de víctima” encargada de poner  la sangre lo ejecuta “el país ayudado” –la de los soldados peruanos- .
Por todo ello en nuestro parecer, el absurdo de una ley de negacionismo sólo intentaría colonizar la memoria histórica de los peruanos subestimando su inteligencia.
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José Carlos Mariátegui: EL PROBLEMA DEL INDIO






José Carlos Mariátegui -
7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana  


José Carlos Mariátegui (Moquegua, 16 de julio de 1894 - Lima, 16 de abril de 1930) -uno de los mayores pensadores del Perú; socialista, marxista, activista político, ensayista, poeta y narrador que en su magna obra  reflexiona sobre la realidad social, económica y cultural del Perú. Fundó la revista Amauta en 1926 y sufrió cárceles y prisión domiciliaria en 1927 durante el proceso contra los comunistas. En 1928 rompió con el APRA, fundó el Partido Socialista, la revista proletaria Labor y publicó sus Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana. Un año más tarde, fundó la Confederación de Trabajadores de Perú. 

Mariátegui es el autor del que nos ocuparemos en los próximos días en el curso de Redacción. Por ello, los alumnos de las aulas Casiopea, Perseo, Orión, Austral, Boreal y Argos (4° año - I. E. P. La Merced) deben leer el ensayo que adjuntamos: "El problema del indio" (incluido en el libro Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana). Además de ser leído, el texto debe ser imprimido y anexado al cuaderno correspondiente. Posteriormente, se redactará  un ensayo de cuatro párrafos (uno de introducción. dos de desarrollo y otro de cierre) en el que se abordará un análisis objetivo de la lectura de El problema del indio.



EL PROBLEMA DEL INDIO

NUEVO PLANTEAMIENTO - SUMARIA REVISIÓN HISTÓRICA



Todas las tesis sobre el problema indígena, que ignoran o eluden a éste como problema económico-social, son otros tantos estériles ejercicios teoréticos -y a veces sólo verbales-, condenados a un absoluto descrédito. No las salva a algunas su buena fe. Prácticamente, todas no han servido sino para ocultar o desfigurar la realidad del problema. La crítica socialista lo descubre y escla-rece, porque busca sus causas en la economía del país y no en su mecanismo administrativo, jurídico o eclesiástico, ni en su dualidad o pluralidad de razas, ni en sus condiciones culturales y morales. La cuestión indígena arranca de nuestra economía. Tiene sus raíces en el régimen de propiedad de la tierra. Cualquier intento de resolverla con medidas de administración o policía, con métodos de enseñanza o con obras de vialidad, constituye un trabajo superficial o adjetivo, mientras subsista la feudalidad de los "gamonales" (1).


El "gamonalismo" invalida inevitablemente toda ley u ordenanza de protección indígena. El hacendado, el latifundista, es un señor feudal. Contra su autoridad, sufragada por el ambiente y el hábito, es impotente la ley escrita. El trabajo gratuito está prohibido por la ley y, sin embargo, el trabajo gratuito, y aun el trabajo forzado, sobreviven en el latifundio. El juez, el subprefecto, el comisario, el maestro, el recaudador, están enfeudados a la gran propiedad. La ley no puede prevalecer contra los gamonales. El funcionario que se obsti-nase en imponerla, sería abandonado y sacrificado por el poder central, cerca del cual son siempre omnipotentes las influencias del gamonalismo, que actúan directamente o a través del parlamento, por una y otra vía con la misma eficacia.


El nuevo examen del problema indígena, por esto, se preocupa mucho menos de los lineamientos de una legislación tutelar que de las consecuencias del régimen de propiedad agraria. El estudio del Dr. José A. Encinas (Contribución a una legislación tutelar indígena) inicia en 1918 esta tendencia, que de entonces a hoy no ha cesado de acentuarse (2). Pero, por el carácter mismo de su trabajo, el Dr. Encinas no podía formular en él un programa económico-social. Sus proposiciones, dirigidas a la tutela de la propiedad indígena, tenían que limitarse a este objetivo jurídico. Esbozando las bases del Home Stead indígena, el Dr. Encinas recomienda la distribución de tierras del Estado y de la Iglesia. No menciona absolutamente la expropiación de los gamonales latifundistas. Pero su tesis se distingue por una reiterada acusación de los efectos del latifundismo, que sale inapelablemente condenado de esta requisitoria (3), que en cierto modo preludia la actual crítica económico-social de la cuestión del indio.

Esta crítica repudia y descalifica las diversas tesis que consideran la cuestión con uno u otro de los siguientes criterios unilaterales y exclusivos: administrativo, jurídico, étnico, moral, educacional, eclesiástico.

La derrota más antigua y evidente es, sin duda, la de los que reducen la protección de los indígenas a un asunto de ordinaria administración. Desde los tiempos de la legislación colonial española, las ordenanzas sabias y prolijas, elaboradas después de concienzudas encuestas, se revelan totalmente infructuosas. La fecundidad de la República, desde las jornadas de la Independencia, en decretos, leyes y providencias encaminadas a amparar a los indios contra la exacción y el abuso, no es de las menos considerables. El gamonal de hoy, como el "encomendero" de ayer, tiene sin embargo muy poco que temer de la teoría administrativa. Sabe que la práctica es distinta.

El carácter individualista de la legislación de la República ha favorecido, incuestionablemente, la absorción de la propiedad indígena por el latifundismo. La situación del indio, a este respecto, estaba contemplada con mayor realismo por la legislación española. Pero la reforma jurídica no tiene más valor práctico que la reforma administrativa, frente a un feudalismo intacto en su estructura económica. La apropiación de la mayor parte de la propiedad comunal e individual indígena está ya cumplida. La experiencia de todos los países que han salido de su evo feudal, nos demuestra, por otra parte, que sin la disolución del feudo no ha podido funcionar, en ninguna parte, un derecho liberal.

La suposición de que el problema indígena es un problema étnico, se nutre del más envejecido repertorio de ideas imperialistas. El concepto de las razas inferiores sirvió al Occidente blanco para su obra de expansión y conquista. Esperar la emancipación indígena de un activo cruzamiento de la raza aborigen con inmigrantes blancos es una ingenuidad antisociológica, concebible sólo en la mente rudimentaria de un importador de carneros merinos. Los pueblos asiáticos, a los cuales no es inferior en un ápice el pueblo indio, han asimilado admirablemente la cultura occidental, en lo que tiene de más dinámico y creador, sin transfusiones de sangre europea. La degeneración del indio peruano es una barata invención de los leguleyos de la mesa feudal.

La tendencia a considerar el problema indígena como un problema moral, encarna una concepción liberal, humanitaria, ochocentista, iluminista, que en el orden político de Occidente anima y motiva las "ligas de los Derechos del Hombre". Las conferencias y sociedades antiesclavistas, que en Europa han denunciado más o menos infructuosamente los crímenes de los colonizadores, nacen de esta tendencia, que ha confiado siempre con exceso en sus llamamientos al sentido moral de la civilización. González Prada no se encontraba exento de su esperanza cuando escribía que la "condición del indígena puede mejorar de dos maneras: o el corazón de los opresores se conduele al extremo de reco-nocer el derecho de los oprimidos, o el ánimo de los oprimidos adquiere la virilidad suficiente para escarmentar a los opresores" (4). La Asociación Pro-Indígena (1909-1917) representó, ante todo, la misma esperanza, aunque su verdadera eficacia estuviera en los fines concretos e inmediatos de defensa del indio que le asignaron sus directores, orientación que debe mucho, seguramente, al idealismo práctico, característicamente sajón, de Dora Mayer (5). El experimento está ampliamente cumplido, en el Perú y en el mundo. La prédica humanitaria no ha detenido ni embarazado en Europa el imperialismo ni ha bonificado sus métodos. La lucha contra el imperialismo, no confía ya sino en la solidaridad y en la fuerza de los movimientos de emancipación de las masas coloniales. Este concepto preside en la Europa contemporánea una acción antiimperialista, a la cual se adhieren espíritus liberales como Albert Einstein y Romain Rolland, y que por tanto no puede ser considerada de exclusivo carácter socialista.


En el terreno de la razón y la moral, se situaba hace siglos, con mayor energía, o al menos mayor autoridad, la acción religiosa. Esta cruzada no obtuvo, sin embargo, sino leyes y providencias muy sabiamente inspiradas. La suerte de los indios no varió sustancialmente. González Prada, que como sabemos no consideraba estas cosas con criterio propia o sectariamente socialista, busca la explicación de este fracaso en la entraña económica de la cuestión: "No podía suceder de otro modo: oficialmente se ordenaba la explotación del vencido y se pedía humanidad y justicia a los ejecutores de la explotación; se pretendía que humanamente se cometiera iniquidades o equitativamente se consumaran injusticias. Para extirpar los abusos, habría sido necesario abolir los repartimientos y las mitas, en dos palabras, cambiar todo el régimen Colonial. Sin las faenas del indio americano se habrían vaciado las arcas del tesoro español" (6). Más evidentes posibilidades de éxito que la prédica liberal tenía, con todo, la prédica religiosa. Ésta apelaba al exaltado y operante catolicismo español mientras aquélla intentaba hacerse escuchar del exiguo y formal liberalismo criollo.


Pero hoy la esperanza en una solución eclesiástica es indiscutiblemente la más rezagada y antihistórica de todas. Quienes la representan no se preocupan siquiera, como sus distantes -¡tan distantes!- maestros, de obtener una nueva declaración de los derechos del indio, con adecuadas autoridades y ordenanzas, sino de encargar al misionero la función de mediar entre el indio y el gamonal (7). La obra que la Iglesia no pudo realizar en un orden medioeval, cuando su capacidad espiritual e intelectual podía medirse por frailes como el padre de Las Casas, ¿con qué elementos contaría para prosperar ahora? Las misiones adventistas, bajo este aspecto, han ganado la delantera al clero católico, cuyos claustros convocan cada día menor suma de vocaciones de evangelización.

El concepto de que el problema del indio es un problema de educación, no aparece sufragado ni aun por un criterio estricta y autónomamente pedagógico. La pedagogía tiene hoy más en cuenta que nunca los factores sociales y económicos. El pedagogo moderno sabe perfectamente que la educación no es una mera cuestión de escuela y métodos didácticos. El medio económico social condiciona inexorablemente la labor del maestro. El gamonalismo es funda-mentalmente adverso a la educación del indio: su subsistencia tiene en el mantenimiento de la ignorancia del indio el mismo interés que en el cultivo de su alcoholismo (8). La escuela moderna -en el supuesto de que, dentro de las circunstancias vigentes, fuera posible multiplicarla en proporción a la población escolar campesina- es incompatible con el latifundio feudal. La mecánica de la servidumbre, anularía totalmente la acción de la escuela, si esta misma, por un milagro inconcebible dentro de la realidad social, consiguiera conservar, en la atmósfera del feudo, su pura misión pedagógica. La más eficiente y grandiosa enseñanza normal no podría operar estos milagros. La escuela y el maestro están irremisiblemente condenados a desnaturalizarse bajo la presión del ambiente feudal, inconciliable con la más elemental concepción progresista o evolucio-nista de las cosas. Cuando se comprende a medias esta verdad, se descubre la fórmula salvadora en los internados indígenas. Mas la insuficiencia clamorosa de esta fórmula se muestra en toda su evidencia, apenas se reflexiona en el insignificante porcentaje de la población escolar indígena que resulta posible alojar en estas escuelas.

La solución pedagógica, propugnada por muchos con perfecta buena fe, está ya hasta oficialmente descartada. Los educacionistas son, repito, los que menos pueden pensar en independizarla de la realidad económico-social. No existe, pues, en la actualidad, sino como una sugestión vaga e informe, de la que ningún cuerpo y ninguna doctrina se hace responsable.

El nuevo planteamiento consiste en buscar el problema indígena en el problema de la tierra.

...

La población del Imperio Inkaico, conforme a cálculos prudentes, no era menor de diez millones. Hay quienes la hacen subir a doce y aun a quince millones. La Conquista fue, ante todo, una tremenda carnicería. Los conquistadores españoles, por su escaso número, no podían imponer su dominio sino aterrorizando a la población indígena, en la cual produjeron una impresión supersticiosa las armas y los caballos de los invasores, mirados como seres sobrenaturales. La organización política y económica de la Colonia, que siguió a la Conquista, no puso término al exterminio de la raza indígena. El Virreinato estableció un régimen de brutal explotación. La codicia de los metales preciosos, orientó la actividad económica española hacia la explotación de las minas que, bajo los inkas, habían sido trabajadas en muy modesta escala, en razón de no tener el oro y la plata sino aplicaciones ornamentales y de ignorar los indios, que componían un pueblo esencialmente agrícola, el empleo del hierro. Establecieron los españoles, para la explotación de las minas y los "obrajes", un sistema abrumador de trabajos forzados y gratuitos, que diezmó la población aborigen. Esta no quedó así reducida sólo a un estado de servidumbre -como habría acontecido si los españoles se hubiesen limitado a la explotación de las tierras conservando el carácter agrario del país- sino, en gran parte, a un estado de esclavitud. No faltaron voces humanitarias y civilizadoras que asumieron ante el Rey de España la defensa de los indios.EI padre de Las Casas sobresalió eficazmente en esta defensa.


El Virreinato aparece menos culpable que la República. Al Virreinato le corresponde, originalmente, toda la responsabilidad de la miseria y la depresión de los indios. Pero, en ese tiempo inquisitorial, una gran voz cristiana, la de fray Bartolomé de Las Casas, defendió vibrantemente a los indios contra los métodos brutales de los colonizadores. No ha habido en la República un defensor tan eficaz y tan porfiado de la raza aborigen.

Mientras el Virreinato era un régimen medioeval y extranjero, la República es formalmente un régimen peruano y liberal. Tiene, por consiguiente, la República deberes que no tenía el Virreinato. A la República le tocaba elevar la condición del indio. Y contrariando este deber, la República ha pauperizado al indio, ha agravado su depresión y ha exasperado su miseria. La República ha significado para los indios la ascensión de una nueva clase dominante que se ha apropiado sistemáticamente de sus tierras. En una raza de costumbre y de alma agrarias, como la raza indígena, este despojo ha constituido una causa de disolución material y moral. La tierra ha sido siempre toda la alegría del indio. El indio ha desposado la tierra. Siente que "la vida viene de la tierra" y vuelve a la tierra. Por ende, el indio puede ser indiferente a todo, menos a la posesión de la tierra que sus manos y su aliento labran y fecundan religiosamente. La feudalidad criolla se ha comportado, a este respecto, más ávida y más duramente que la feudalidad española. En general, en el encomendero español había frecuentemente algunos hábitos nobles de señorío. El encomendero criollo tiene todos los defectos del plebeyo y ninguna de las virtudes del hidalgo. La servidumbre del indio, en suma, no ha disminuido bajo la República. Todas las revueltas, todas las tempestades del indio, han sido ahogadas en sangre. A las reivindicaciones desesperadas del indio les ha sido dada siempre una respuesta marcial. El silencio de la puna ha guardado luego el trágico secreto de estas respuestas. La República ha restaurado, en fin, bajo el título de conscripción vial, el régimen de las mitas.


La República, además, es responsable de haber aletargado y debilitado las energías de la raza. La causa de la redención del indio se convirtió bajo la República, en una especulación demagógica de algunos caudillos. Los partidos criollos la inscribieron en su programa. Disminuyeron así en los indios la voluntad de luchar por sus reivindicaciones.


En la Sierra, la región habitada principalmente por los indios, subsiste apenas modificada en sus lineamientos, la más bárbara y omnipotente feudalidad. El dominio de la tierra coloca en manos de los gamonales, la suerte de la raza indígena, caída en un grado extremo de depresión y de ignorancia. Además de la agricultura, trabajada muy primitivamente, la Sierra peruana presenta otra actividad económica: la minería, casi totalmente en manos de dos grandes empresas norteamericanas. En las minas rige el salariado; pero la paga es ínfima, la defensa de la vida del obrero casi nula, la ley de accidentes de trabajo burlada. El sistema del "enganche", que por medio de anticipos falaces esclaviza al obrero, coloca a los indios a merced de estas empresas capitalistas. Es tanta la miseria a que los condena la feudalidad agraria, que los indios encuentran preferible, con todo, la suerte que les ofrecen las minas.


La propagación en el Perú de las ideas socialistas ha traído como consecuencia un fuerte movimiento de reivindicación indígena. La nueva generación peruana siente y sabe que el progreso del Perú será ficticio, o por lo menos no será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el bienestar de la masa peruana que en sus cuatro quintas partes es indígena y campesina. Este mismo movimiento se manifiesta en el arte y en la literatura nacionales en los cuales se nota una creciente revalorización de las formas y asuntos autóctonos, antes depreciados por el predominio de un espíritu y una mentalidad coloniales españolas. La literatura indigenista parece destinada a cumplir la misma función que la literatura "mujikista" en el período pre-revolucionario ruso. Los propios indios empiezan a dar señales de una nueva conciencia. Crece día a día la articulación entre los diversos núcleos indígenas antes incomunicados por las enormes distancias. Inició esta vinculación, la reunión periódica de congresos indígenas, patrocinada por el Gobierno, pero como el carácter de sus reivindicaciones se hizo pronto revolucionario, fue desnaturalizada luego con la exclusión de los elementos avanzados y la leva de representaciones apócrifas. La corriente indigenista presiona ya la acción oficial. Por primera vez el Gobierno se ha visto obligado a aceptar y proclamar puntos de vista indigenistas, dictando algunas medidas que no tocan los intereses del gamonalismo y que resultan por esto ineficaces. Por primera vez también el problema indígena, escamoteado antes por la retórica de las clases dirigentes, es planteado en sus términos sociales y económicos, identificándosele ante todo con el problema de la tierra. Cada día se impone, con más evidencia, la convicción de que este problema no puede encontrar su solución en una fórmula humanitaria. No puede ser la consecuencia de un movimiento filantrópico. Los patronatos de caciques y de rábulas son una befa. Las ligas del tipo de la extinguida Asociación Pro-Indígena son una voz que clama en el desierto. La Asociación Pro-Indígena no llegó en su tiempo a convertirse en un movimiento. Su acción se redujo gradualmente a la acción generosa, abnegada, nobilísima, personal de Pedro S. Zulen y Dora Mayer. Como experimento, el de la Asociación Pro-Indígena sirvió para contrastar, para medir, la insensibilidad moral de una generación y de una época.


La solución del problema del indio tiene que ser una solución social. Sus realizadores deben ser los propios indios. Este concepto conduce a ver en la reunión de los congresos indígenas un hecho histórico. Los congresos indígenas, desvirtuados en los últimos años por el burocratismo, no representaban todavía un programa; pero sus primeras reuniones señalaron una ruta comunicando a los indios de las diversas regiones. A los indios les falta vinculación nacional. Sus protestas han sido siempre regionales. Esto ha contribuido, en gran parte, a su abatimiento. Un pueblo de cuatro millones de hombres, consciente de su número, no desespera nunca de su porvenir. Los mismos cuatro millones de hombres, mientras no sean sino una masa inorgánica, una muchedumbre dispersa, son incapaces de decidir su rumbo histórico.


FUENTES RECOMENDADAS: 
Ensayoshttp://www.yachay.com.pe/especiales/7ensayos/
Biografíahttp://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/mariategui.htm

 La marinera posee variantes en la costa, sierra y selva del Perú: la marinera limeña, tumbesina, ayacuchana, puneña, cusqueña, lambayecana, piurana, cajamarquina, arequipeña, liberteña, ancashina, iqueña, moqueguana, selvática, huanuqueña etc.



Marinera
Orígenes musicalesbaile mestizo: derivado de la Zamacueca, en una nueva entidad definida en el Perú
Orígenes culturalesFines del siglo XIX
Instrumentos comunesGuitarra, charango, Contrabajo, Arpa, tormento, Acordeón, pandero, guitarrón.
Popularidadvigente
Subgéneros
marinera limeña, marinera norteña, marinera ayacuchana, marinera puneña y marinera cusqueña.




Marinera limeña
Es elegante, cadenciosa y usa un pañuelo. Puede interpretarse en tono musical mayor o menor. La marinera de contrapunto o "canto de jarana" suele constar de tres cuartetas, resbalosa y fuga, que pueden ser más de una, ya que es un contrapunto de canto, por lo tanto la Marinera Limeña es improvisacion pura, esto es lo que hace rico y compleja en su ejecucion. En cuanto a los instrumentos con que ésta se interpreta, se encuentran hoy la guitarra, el cajón y las palmas del publico. Antiguamente, la marinera en la región de Lima se interpretó también con arpa y ocasionalmente bandurria o laúd, en cuanto a los instrumentos de cuerda. En cuanto a la percusión esta era enriquecida con la presencia del tamborete, instrumento con la apariencia de una mesa (como puede verse en la revista Mundial), del que lamentablemente no queda hoy ningún ejemplar. Que luego fue reemplazado por el Cajón.
Se concluye la marinera con la fuga, una suerte de exaltación que finaliza el baile en una forma muy alegre.
La marinera limeña tiene un parámetro en su canto y música, este canto fue llevado al baile ordenándolo por medio de amarres y cambios de sitios que los bailarines deben cumplir con rigor. 


 Marinera según Pancho Fierro



Marinera norteña

Se desconoce su origen exacto. Adquirió características de bailes coloniales nativos norteños y fue conocida como marinera durante la independencia del Perú (1821).
En la marinera norteña el hombre baila con zapatos, en cambio la mujer, que representa a la campesina, no los usa. Con la práctica constante las plantas de los pies se curten y endurecen y las mujeres pueden bailar descalzas sobre suelos irregulares, ásperos y calientes sin que esto afecte la calidad del baile.
La marinera en el norte (departamentos de Lambayeque, La Libertad, Piura y otros) es ágil, airosa, elegante, libre, alegre y espontánea, mostrando durante todo el baile un coloquio amoroso en el cual la dama coquetea con picardía, astucia e inteligencia expresando su afectividad, mientras el varón galantea, acompaña, acecha y conquista a su pareja. Este mensaje se desarrolla durante la ejecución del baile y es necesario que sea cantada como en el caso de la "Limeña", aunque también se puede bailar con banda de músicos. Se trata de un baile de contrapunto donde el varón y la dama deberán demostrar su destreza y habilidad.
En lo referente al vestido típico de las damas debemos mencionar que no existen vestidos de marinera, sino más bien las bailarinas deben lucir vestidos típicos de los pueblos norteños que ejecutan este estilo de marinera, eso sí, bailando siempre con los pies descalzos. Es inaceptable el uso de zapatillas, ballerinas o cualquier clase de calzado para la interpretación de este baile.
En los varones es muy conocido el típico traje de chalán con su poncho de hilo y su sombrero de paja de ala ancha, pero también, en algunos pueblos del norte se usa el terno de dril blanco de costura simple, característica de toda la costa norte peruana. En cuanto al calzado este debe ser negro y de vestir.


Marinera puneña

Es una danza de carácter carnavalesco; con movimientos muy cadenciosos, danzadas una a continuación de otra.
La primera, de características similares a otras marineras ejecutadas a lo largo del Perú pero originada en la ciudad de Puno, seguida de un huayño pandillero o pandilla.
Creadas en el estrato social llamado "cholada" (hombres mestizos de Puno) para luego ser adoptada en los estratos sociales "más altos", atribuyéndose algunos de estos estratos su autoría o su consolidación. Hoy son interpretadas por gente de todos los niveles y en todas las provincias del Departamento de Puno, creando un ambiente de competencia en danza y arte.



 


La Marinera Serrana (Sur)

Tiene más influencia del Huayno. Generalmente en tono menor, con movimientos lentos, se repite dos veces y termina en fuga de Huayno. Tiene más elementos de mixtura (Mestizaje) tanto en sus pasos como en el vestuario e instrumentos, tales como Arequipa, Cajamarca, Ayacucho, Ancash. Todas tienen tanto semejanzas como diferencias entre sí, dependiendo de las influencias españolas y andinas de cada sector o región.





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